Érase una vez... un cuento al revés 2 (2009)

“Érase una vez… un cuento al revés 2” es una apuesta arriesgada que, aunque no logra alcanzar la perfección, demuestra una voluntad refrescante de subvertir las convenciones de los cuentos de hadas. La película, que continúa la peculiar y audaz premisa de la primera entrega, explora el concepto de “equilibrio” en Fairy Tale Land, una tierra donde las narrativas se intersecan y los personajes se redefinen constantemente. En esta ocasión, la búsqueda del equilibrio se ve sacudida por la repentina aparición de Mambo y Munk, los antiguos asistentes del mago, que se revelan como una fuerza inquietante, llevando a una encrucijada para Blancanieves y todo el reino.

La dirección de Ila Road, aunque a veces torpe en su ritmo, logra captar la esencia del caos inherente a su premisa. Hay escenas particularmente visuales, como la representación de las historias que se entremezclan, donde los elementos de diferentes cuentos se superponen, creando un caleidoscopio de imágenes que evoca la confusión y la disrupción. Sin embargo, la película carece de la coherencia visual que habría podido elevar su estética. La paleta de colores, aunque vibrante, a veces se siente desordenada y, en algunos momentos, incluso estéril.

El elenco se mantiene sólido, con Rachel Zeghatti como Blancanieves, cuya transformación de princesa inmutable a una joven rebelde es convincente y bien ejecutada. La actuación de Zeghatti logra transmitir tanto la confusión inicial ante este nuevo orden, como la creciente determinación de desafiar las expectativas y elegir su propio destino. Las actuaciones de los personajes secundarios, aunque son un poco unidimensionales, cumplen su cometido. Particularmente llamativa es la interpretación de los villanos, que se benefician de un diseño de personajes más elaborado y una mayor profundidad psicológica. El villano principal, Lady Vain, se presenta como una amenaza convincente, no solo por su apariencia, sino por su motivaciones, que se revelan poco a poco.

El guion, sin embargo, es el área más débil de la película. Si bien la idea de interconectar cuentos y subvertir las clasificaciones morales es intrigante, la ejecución es irregular. Hay diálogos que se sienten forzados y algunas situaciones que carecen de lógica interna. El ritmo, como se ha mencionado anteriormente, es inconsistente, alternando momentos de acción trepidante con secciones más lentas y contemplativas que no siempre logran conectar con la audiencia. La trama se complica innecesariamente, y algunas subtramas se desvían del hilo principal sin aportar valor añadido. A pesar de las mejoras en el desarrollo de los personajes, el argumento necesita una pulida más exhaustiva para ser completamente satisfactorio.

En definitiva, “Érase una vez… un cuento al revés 2” es una película que valora la originalidad y la audacia por encima de la perfección narrativa. Es un experimento interesante que, aunque no siempre tiene éxito, demuestra el potencial para explorar las complejidades de los cuentos de hadas desde una perspectiva completamente nueva. Es una película que recompensa la apertura mental y la voluntad de aceptar un universo narrativo inusual.

Nota: 6/10