Es la jefa (2016)

“Es la jefa” (She-Boss) es una propuesta cinematográfica que, a primera vista, podría parecer una simple comedia de negocios con toques de drama. Sin embargo, la película de debut de Antoinette Cooper merece la pena ser vista por su perspectiva refrescante y, a veces, impactante sobre el poder, la identidad y la redefinición de la “éxito”. La trama, centrada en la caída y el resurgimiento de Vanessa (Constance Wu), una magnate de los negocios que, tras ser injustamente encarcelada, debe reconstruir su imperio con la inesperada ayuda de una ex-empleada, es un punto de partida sólido para explorar temas complejos y menos frecuentados en el género.

La dirección de Cooper es cautivadora. Se permite un ritmo pausado que otorga espacio a la construcción de personajes y al desarrollo de la relación entre Vanessa y la joven y astuta Samira (Awkwafina). No se apresura a revelar los secretos de su pasado ni a soltar todos los chismes del negocio. Esta lentitud, lejos de resultar tediosa, permite al espectador conectar emocionalmente con Vanessa, entender sus motivaciones y sentir la frustración de su situación. La película utiliza con maestría la cámara y la música para crear una atmósfera de tensión contenida que se desata gradualmente, especialmente durante las escenas de enfrentamiento y estrategias empresariales. Cooper logra, además, una buena dosis de humor negro que alivia la carga dramática sin restar credibilidad a la historia.

Las actuaciones son excepcionales. Wu, en un papel que la sitúa como protagonista indiscutible, ofrece una interpretación sólida y matizada. No se limita a la caricatura de la mujer de negocios poderosa; explora las fragilidades, las inseguridades y los errores del pasado de Vanessa, mostrando un personaje que evoluciona a lo largo de la película. Awkwafina, por su parte, destaca con su interpretación de Samira, una joven ambiciosa y con ideas propias que aporta un contrapunto cómico y estratégico a la historia. La química entre ambas actrices es palpable y esencial para el éxito de la película.

El guion, a pesar de algunos momentos predecibles en cuanto a la trama, ofrece un análisis crítico de la cultura empresarial estadounidense, especialmente de las prácticas de las grandes corporaciones. La película no se limita a mostrar las dificultades de reconstruir un imperio; también cuestiona el sistema en su conjunto, exponiendo la manipulación, la falta de transparencia y la ética cuestionable que a menudo se esconden tras la fachada del éxito. La trama plantea preguntas relevantes sobre la naturaleza del liderazgo, la responsabilidad y el verdadero valor de la ambición. Si bien la resolución final podría haber sido más ambigua, dejando más margen para la reflexión, la película logra transmitir un mensaje poderoso sobre la importancia de la autenticidad y la redefinición personal.

Nota: 7.5/10