Escape de Absolom (1994)

“Escape de Absolom” (2022) no es precisamente un thriller de acción vanguardista, ni tampoco un drama psicológico complejo. Pero sí logra ofrecer una experiencia cinematográfica absorbente, envuelta en una atmósfera de claustrofobia y desesperación que, en definitiva, la convierte en una película que merece la pena ver. La historia, relativamente sencilla, se centra en el capitán John Robbins, interpretado con una solidez convincente por Michael Fassbender, un hombre atormentado por su pasado y forzado a enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones. Se ve arrastrado a la isla de Absolom, un lugar olvidado por la civilización, donde los criminales más peligrosos son abandonados para luchar por su supervivencia, y se encuentra con una misión que va más allá de simplemente escapar: confrontar los fantasmas de su propia vida.

La dirección de Matthijs van Heijningen Jr. es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Logra crear una tensión constante, no a través de persecuciones frenéticas o explosiones impactantes, sino mediante un uso magistral de la luz, la sombra y el sonido. La isla de Absolom se convierte en un personaje en sí misma, un lugar inmenso y amenazante que se cierne sobre los protagonistas, recordándoles constantemente su vulnerabilidad. La película es capaz de generar un gran impacto visual, especialmente en las escenas nocturnas, donde la oscuridad y los efectos de sonido amplifican la sensación de peligro inminente. La banda sonora, minimalista pero efectiva, complementa a la perfección la atmósfera opresiva de la isla.

Fassbender, como ya se ha mencionado, ofrece una actuación notable. Su Robbins no es un héroe invencible, sino un hombre roto, marcado por errores del pasado que lo persiguen implacablemente. La película explora con inteligencia sus demonios internos, mostrando sus dudas, sus miedos y su lucha por encontrar un propósito en medio del caos. Las interpretaciones de los otros actores, aunque menos destacados, cumplen su cometido, contribuyendo a la credibilidad de la historia. Destacaría especialmente la actuación de Ben Whishaw como el superviviente Mark, un personaje con un pasado oscuro que aporta un matiz de humanidad al grupo. El guion, escrito por Scott Frank y Andy Gresik, evita los clichés del género y se centra en la relación entre los personajes, explorando sus motivaciones y sus conflictos internos. Si bien la trama principal es funcional, es la dinámica grupal lo que realmente sustenta la historia. La película plantea preguntas sobre la naturaleza humana, la redención y el precio del sacrificio, aunque no ofrece respuestas fáciles.

En definitiva, “Escape de Absolom” no es una película que vaya a revolucionar el género de supervivencia, pero sí es una película efectiva, bien realizada y que logra mantener al espectador en vilo durante todo su desarrollo. Es una historia de supervivencia con un fuerte componente emocional y psicológico, que explora la oscuridad que puede albergar el ser humano. Una experiencia cinematográfica recomendable para aquellos que aprecien las películas que nos invitan a reflexionar sobre la condición humana.

Nota: 7/10