Escobar: Paraíso perdido (2014)

“Escobar: Paraíso perdido” es un drama criminal que, aunque se centra en una premisa relativamente conocida – un joven estadounidense arrastrado al mundo de Pablo Escobar – logra ofrecer una visión sorprendentemente matizada de los personajes y una exploración sutil del poder y la corrupción. La película no intenta glorificar a Escobar, ni lo presenta como un villano unidimensional. En cambio, nos muestra a un hombre complejo, capaz de compasión y crueldad, un individuo que se ha construido una leyenda, no solo por sus actos violentos, sino también por su habilidad para construir un “paraíso” que atrae a personas como Nick.

La dirección de Claudia Belle Consejero es notable. Maneja el ritmo con elegancia, alternando entre la belleza paradisiacal de la costa colombiana y la creciente tensión dramática a medida que la historia avanza. Las escenas de surf, inicialmente vibrantes y optimistas, se ven contaminadas por un presentimiento inquietante, presagiando los horrores que se avecinan. Belle Consejero consigue que la exuberancia natural del entorno colombiano contraste fuertemente con la oscuridad que se cierne sobre la trama, creando un efecto visual impactante y evocador.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ben Millbruch, como Nick, transmite con honestidad el torbellino emocional de un joven que se ve atraído por un mundo al que no pertenece. Su evolución, desde la ingenuidad inicial hasta el horror y la desesperación final, es creíble y conmovedora. Sin embargo, el verdadero protagonista es, sin duda, Sebastián Rochán, quien interpreta a Pablo Escobar con una maestría inquietante. Rochán no busca el carisma o la grandilocuencia que suelen asociarse con este tipo de personajes. En su lugar, ofrece una interpretación reservada pero penetrante, mostrando la vulnerabilidad subyacente y la arrogancia calculada que caracterizan a Escobar. Su presencia en pantalla es magnética, generando un temor palpable y una profunda comprensión de la psicología del personaje.

El guion, aunque a veces se permite cierta licencia dramática, es inteligente y bien construido. Se centra menos en la descripción de los hechos violentos y más en el impacto emocional de la historia en los personajes. Se explora la dinámica familiar distorsionada por la influencia de Escobar, la búsqueda de identidad de Nick y la compleja relación entre María y su tío. La película no se queda en la superficie de la narrativa criminal; se adentra en las consecuencias humanas de un imperio construido sobre el poder y la violencia. Aunque el ritmo puede ser un poco pausado en algunos momentos, la construcción de los personajes y la atmósfera de tensión logran mantener al espectador enganchado hasta el final.

En definitiva, “Escobar: Paraíso perdido” es una película recomendable que ofrece una perspectiva interesante y fresca sobre una figura legendaria. Es un drama criminal que trasciende la mera recreación de hechos históricos, centrándose en la experiencia humana y el costo de la ambición desenfrenada. No es un espectáculo de acción, sino una reflexión sobre la corrupción, el poder y la búsqueda de la felicidad.

Nota: 7.5/10