Escuadrón suicida (2016)

“Escuadrón Suicida” (2016) es mucho más que una película de superhéroes; es un ejercicio estilístico audaz y, a veces, frustrantemente caótico que se atreve a desafiar las convenciones del género. La película, dirigida por David Ayer, se presenta como una distopía sombría y creíble, con un mundo en el borde del colapso tras una visita extraterrestre que no solo amenaza la existencia de la humanidad, sino también la moralidad. La premisa –un gobierno desesperado recluta a criminales notorios para realizar misiones suicidas– ofrece un potencial narrativo fascinante, y Ayer la ejecuta con una paleta de colores desaturada y una estética visualmente impactante que recuerda a películas de guerra de los años 80, aportando una atmósfera de desesperación palpable.

Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Taika Waititi, como el encorvado y atormentado Rick Flag, ofrece una interpretación sutil y conmovedora, equilibrando la desesperación con una inesperada dosis de humor negro. Margot Robbie, como Harley Quinn, redefine el personaje, entregando una interpretación en la que la locura y la vulnerabilidad se entrelazan de manera magistral. El resto del elenco, incluyendo a Jared Leto como el arquetípico y retorcido En Dama, y Will Smith como el veteranario y cansado Captain Boomerang, cumplen con creces las expectativas, cada uno aportando un matiz único a la dinámica del grupo. Leto, en particular, es digno de mención por su interpretación que, si bien controversial, consigue dar una nueva dimensión al personaje de The Joker.

Sin embargo, el guion es donde la película a veces se desvía de su prometedor potencial. Aunque la construcción del mundo y las ideas centrales son sólidas, la narrativa se estanca en varios momentos, especialmente en la segunda mitad. Los diálogos, a menudo pomposos y artificiosos, pueden resultar forzados, y el ritmo de la película, aunque en general bien equilibrado, se ralentiza considerablemente durante las secuencias de acción, que, aunque visualmente impresionantes, carecen de la intensidad y el flujo dinámico que se esperaría. Además, el desarrollo de algunos personajes secundarios se siente superficial, limitando su impacto en la historia. El tema de la redención, explorado de forma interesante, se deja algo en el tintero, dejando la puerta abierta a secuelas, lo cual podría ser una bendición o una maldición para la franquicia.

A pesar de sus fallos, “Escuadrón Suicida” es una película que merece la pena ver. Es un espectáculo visualmente deslumbrante y un experimento narrativo que, aunque imperfecto, ofrece una perspectiva única sobre el género de superhéroes. La película es un recordatorio de que, a veces, los villanos son los héroes, y que la línea entre el bien y el mal puede ser más borrosa de lo que parece.

Nota: 7/10