Escuela de novatos 2: Desparrame a babor (2006)

“Escuela de novatos 2: Desparrame a babor” es, en esencia, una secuela que intenta replicar el éxito de su predecesora, y aunque logra mantener la esencia de la comedia adolescente, carece de la chispa y la originalidad que la convirtieron en un clásico inesperado. La película opta por una premisa atractiva: una escuela de verano en un crucero que se convierte en un torbellino de situaciones absurdas y competiciones de alto riesgo. Sin embargo, la ejecución no alcanza el mismo nivel de ingenio y sorpresa.

La dirección de Clay Fowler se mantiene competente, manejando el ritmo frenético de la película con eficiencia. Las secuencias de acción, que son el núcleo de la diversión, están bien coreografiadas y visualmente atractivas. Se nota un esfuerzo en aumentar la escala de las travesuras, incorporando nuevos juegos y desafíos que, aunque entretenidos, a menudo se sienten como un simple recambio de fórmulas. El uso del espacio marítimo ofrece posibilidades creativas que no siempre se exploran al máximo. Hay momentos de humor que realmente resaltan, como las interacciones entre los personajes y las situaciones donde la incompetencia y la imprudencia de los estudiantes llevan a resultados desastrosos. Pero en general, la dirección se contenta con mantener la fórmula sin realmente innovar.

El reparto juvenil, liderado por Glen Powell, regresa con una energía contagiosa. Powell, como siempre, brilla con su carisma y su capacidad para imitar al Capitán Jack. La química entre los miembros del reparto es sólida y se traduce en momentos cómicos genuinos. Las actuaciones de Lucy Fry, Cole Spurr y Isabel Jamora son sólidas, cada uno aportando un toque distintivo al grupo. Sin embargo, la película podría haber beneficiado de un guion que les permitiera explorar más a fondo sus motivaciones y personalidades. Se siente que los personajes, en su mayoría, son estereotipos de adolescentes con intereses similares.

El guion, escrito principalmente por Phil Lord y Christopher Miller, se centra en la trama de competición y en la construcción del caos. La isla de San Paradiso, con su potencial arqueológico, sirve más como un escenario secundario que como un elemento central de la historia. La trama secundaria con el otro colegio rival se siente como un relleno, y la resolución, aunque divertida, es predecible. Además, el guion recurre con demasiada frecuencia a gags visuales y situaciones absurdas que, aunque cómicas, a veces restan valor a la historia. Se podría haber invertido más tiempo en desarrollar conflictos internos o en explorar temas más profundos, aunque eso pudiera haber alejado la película de su público objetivo. En definitiva, el guion se siente como una colección de bromas bien intencionadas, pero sin una estructura narrativa cohesionada.

A pesar de sus deficiencias, “Escuela de novatos 2: Desparrame a babor” ofrece entretenimiento ligero para aquellos que buscan una comedia adolescente desenfadada. No es una obra maestra, pero puede ser una opción válida para una noche de cine en familia. Nota: 6/10