Ese poli es un panoli (1994)

“Ese poli es un panoli” es una comedia negra que, sin duda, intenta subvertir las expectativas del espectador con un tono absurdamente divertido y que, a pesar de sus deficiencias, logra generar momentos genuinamente memorables. La película, bajo la dirección de José María Pòlster, se basa en una premisa inicial sorprendentemente peculiar: una familia, los Robberson, se convierte en el objeto de interés de dos agentes de la policía, quienes, en lugar de investigar un crimen, se sienten más atraídos por la vida cotidiana y la fascinación del protagonista por las series policiales. La idea, en principio, parece un terreno fértil para una sátira inteligente sobre la cultura del género y el romanticismo exagerado por la televisión, pero, como veremos, el resultado final es más un experimento que una obra maestra.

La dirección de Pòlster es, en gran medida, responsable de la peculiaridad de la película. No se rehúye a lo absurdo, permitiendo que la comedia fluya sin ataduras. La ambientación es precisa, reflejando la clase social modesta y un poco marginal de la familia Robberson, y la cámara se mueve con fluidez entre planos que, a veces, son sorprendentemente íntimos y otras, torpemente expositivos. Sin embargo, la película lucha por equilibrar su tono irreverente con una narrativa coherente. Hay momentos en que la comedia se siente forzada, como si los personajes tuvieran que cumplir ciertos arquetipos humorísticos en lugar de desarrollar espontáneamente. La banda sonora, por otro lado, es un punto fuerte, con música que complementa a la perfección las escenas más surrealistas.

Las actuaciones son, en general, convincentes. Franky Martín como Norman Robberson, el padre obsesionado con la televisión, ofrece una interpretación admirable, capturando la mezcla de ingenuidad y delirio que define a su personaje. La esposa, interpretada por María José Pascual, equilibra con éxito la exasperación y el cariño hacia su marido. Sin embargo, destaca especialmente Diego Calva, en el papel del agente rival. Su interpretación es excepcional, logrando transmitir la frustración, la desesperación y el puro desconcierto ante la extraña obsesión de Norman. Calva domina el papel, dotándolo de una química palpable con el resto del elenco.

El guion es donde la película realmente se tambalea. Aunque la premisa es atractiva, el desarrollo de la trama es irregular. Hay secuencias hilarantes que se encuentran con bloqueos abruptos, y diálogos que, en ocasiones, son demasiado artificiosos. La comedia negra se muestra en sus momentos mejores, pero se ve limitada por un exceso de ideas que no siempre logran cohesionarse. La película podría haber sido mucho más efectiva si se hubiera centrado en explorar la relación entre Norman y los agentes, profundizando en sus motivaciones y en el impacto de la obsesión del protagonista en su vida. La idea central, aunque interesante, no se explora en su totalidad, lo que deja un sabor agridulce.

En definitiva, “Ese poli es un panoli” es una comedia negra peculiar y a veces desequilibrada, que ofrece momentos de gran disfrute gracias a las interpretaciones convincentes y a la dirección peculiar de José María Pòlster. No es una película que redefine el género, pero sí una que se atreve a ser diferente y que, en cierto modo, logra generar una experiencia cinematográfica singular.

Nota: 6.5/10