“Espías desde el cielo” no es una película que te dejará boquiabierto, pero sí que consigue mantenerte enganchado gracias a una historia tenaz y bien construida. Dirigida por James Watkins, la película se centra en una encrucijada moral que, a pesar de no presentar dilemas filosóficos trascendentales, logra generar tensión y drama en un contexto realista y contundente. El film se aleja deliberadamente de los clichés del género de acción y se enfoca en las consecuencias humanas de la guerra, tanto para los que ejecutan las órdenes como para los que son víctimas de ellas.
La dirección de Watkins es sólida y se aprecia en la forma en que construye la atmósfera. El entorno urbano de Nairobi, Kenia, se presenta con una crudeza palpable, transmitiendo la sensación de peligro inminente. La película sabe jugar con la escala, alternando entre los despliegues a gran escala de la misión militar y los momentos íntimos de los personajes, especialmente la coronel Katherine Powell, interpretada con una sobriedad admirable por Michelle Yeoh. Yeoh ofrece una actuación centrada en la evolución emocional de un personaje que, inicialmente, está comprometida con el cumplimiento de la ley, pero que se ve obligada a cuestionar sus convicciones a medida que la situación se complica. Su interpretación transmite la frustración, el remordimiento y, en última instancia, la decisión difícil que debe tomar. El contraste con la figura de Steve Watts (Jamie Dornan) es particularmente efectivo; un piloto joven y relativamente inexperiente que se ve inmerso en un conflicto moral que lo marcará para siempre.
El guion, aunque no particularmente innovador en su estructura narrativa, está bien escrito y se centra en la incertidumbre y la ambigüedad moral. La película evita ofrecer respuestas fáciles y presenta la toma de decisiones como un proceso tortuoso, plagado de dudas y consecuencias imprevistas. La inclusión de la niña, Sarah, es un elemento crucial que eleva la apuesta dramática. Su presencia en la zona de ataque, junto con la amenaza constante de su herida, intensifica la presión sobre Katherine y Steve, añadiendo una capa de urgencia y desesperación a la trama. No se trata de un mero recurso retórico, sino de un elemento que refleja la brutalidad inherente a la guerra y la fragilidad de la vida humana.
Es cierto que la acción, aunque presente, no es el foco principal de la película. Las secuencias de combate son efectivas pero no desmesuradas, y se utilizan principalmente para ilustrar la magnitud del peligro que enfrentan los personajes. La película se preocupa más por explorar las reacciones psicológicas y emocionales de los protagonistas que por ofrecer un espectáculo visual. El sonido, en particular el uso del dron y sus susurros, crea una atmósfera inquietante que contribuye significativamente a la tensión. “Espías desde el cielo” es, en definitiva, una película reflexiva y, aunque no sea una obra maestra, ofrece una perspectiva valiosa sobre la guerra y las decisiones que se toman en nombre de la seguridad.
Nota:** 7/10