Essex Boys: Law of Survival (2015)

“Essex Boys: Law of Survival” no es una mera recreación de la historia criminal de Essex; es una disección brutal y visceral de las raíces de la violencia, la lealtad y el precio de vivir al límite en un entorno desolado y desprovisto de oportunidades. La película, dirigida con una meticulosa atención al detalle por Jay Ducal, logra capturar la atmósfera opresiva y la sensación constante de peligro que impregnaba las calles de la región, transportándonos a un universo donde la supervivencia se convierte en una lucha diaria. No se trata de glorificar el crimen, sino de exponerlo sin concesiones, mostrando las consecuencias devastadoras que tiene en las familias y en las comunidades.

La película se centra en la historia de los hermanos Deka, interpretados con una intensidad magnética por la pareja de hermanos, Michael Deka y Aaron Deka. Michael, interpretado con una franqueza implacable por Michael Deka, encarna la impulsividad y la necesidad de proteger a su familia, mientras que Aaron (Aaron Deka) aporta una voz de razón, aunque también se ve arrastrado por las circunstancias. La química entre los hermanos es palpable desde el principio, y su evolución a lo largo de la trama es lo que realmente impulsa la narrativa. Sus actuaciones son palpables, intensas y honestas, sin caer en estereotipos. No son héroes, ni villanos; son hombres atrapados en una espiral de violencia que se alimenta de la desesperación y la falta de alternativa.

El guion, coescrito por la pareja de hermanos, es sorprendentemente inteligente y complejo. No se limita a la simple descripción de los hechos criminales. Profundiza en las motivaciones de los personajes, explorando las dinámicas familiares, el impacto de la pobreza y la marginación, y la influencia de las redes criminales. Se evita la simplificación excesiva y presenta una visión multifacética de la realidad de Essex. La trama se desarrolla de manera orgánica, con momentos de tensión acumulativa que culminan en escenas de acción sorprendentemente realistas y brutales, aunque sin caer en la explotación gratuita. El ritmo es pausado, lo que permite al espectador absorber la atmósfera y conectar emocionalmente con los personajes.

La cinematografía, a cargo de Ben Cunningham, es fundamental para el éxito de la película. El uso de la luz y la sombra crea una atmósfera densa y claustrofóbica, que refleja la desesperación y la incertidumbre de los personajes. Los planos son amplios y detallados, que capturan la belleza salvaje y desolada del paisaje de Essex. La banda sonora, compuesta por Sam James, es inquietante y atmosférica, y contribuye a crear la sensación constante de peligro. En general, la película es un ejemplo de cine independiente británico bien realizado y, a mi juicio, un documentario criminal efectivo que logra ser a la vez entretenido y reflexivo.

Nota: 8/10