Estafadoras De Wall Street (2019)

“Estafadoras de Wall Street” (The Wolf of Wall Street) no es simplemente una comedia negra, ni una biografía, sino una experiencia cinematográfica visceral y tremendamente entretenida. Christopher Nolan, a través de la dirección de Martin Scorsese, logra construir un retrato audaz y descarado de la excesiva fortuna y la corrupción rampante en el corazón financiero de Nueva York durante los años 90. Scorsese no se limita a narrar las transacciones ilícitas y los beneficios exorbitantes; nos sumerge en la atmósfera hedonista y moralmente ambigua del mundo de Jordan Belfort, capturando la euforia y la decadencia con una maestría innegable.

La película se basa en la biografía de Jordan Belfort, pero Scorsese se permite tomarse ciertas libertades creativas, alargando y exagerando algunos momentos para intensificar el drama y el impacto visual. Sin embargo, lo que permanece firme es la sensación de que estamos observando una máquina de consumo descontrolada, alimentada por la ambición desmedida y la falta de escrúpulos. La fotografía de Rodrigo Prieto es fundamental para transmitir esta sensación. Las luces brillantes, los colores saturados y la cinematografía dinámica crean una constante impresión de exceso, como si la propia riqueza del personaje estuviera visualmente contaminando el entorno.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los mayores atractivos de la película. Leonardo DiCaprio, en un papel que le otorga una de sus interpretaciones más complejas y ambivalentes, ofrece una actuación deslumbrante. Su Belfort es un personaje profundamente perturbador, un hombre que equilibra la habilidad para manipular a sus clientes con un carisma contagioso y una vulnerabilidad que, paradójicamente, lo hace más atractivo. El resto del reparto secundario, con nombres como Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler y Rob Reiner, está en plena forma, aportando matices y profundidad a la narrativa. La química entre DiCaprio y Robbie, en particular, es palpable y crucial para el desarrollo de la trama.

El guion, adaptado de la autobiografía de Belfort, está imbuido de diálogos mordaces y secuencias de acción frenéticas. Scorsese no se anda con rodeos al mostrar las consecuencias de las acciones de los protagonistas. La película no glorifica la avaricia ni el fraude, sino que expone las heridas que dejan en sus víctimas y en los propios personajes. Aunque a veces el ritmo puede ser un poco vertiginoso, la película mantiene el interés del espectador gracias a su dinámica narrativa y a su capacidad para sorprender. La dirección de arte y el diseño de producción contribuyen a la creación de un mundo creíble, aunque deliberadamente exagerado, que se asemeja al frenesí de Wall Street.

“Estafadoras de Wall Street” es, en definitiva, una obra cinematográfica que merece la pena ver. Es un retrato implacable de la ambición desmedida y la corrupción, pero también es una comedia negra muy divertida y un espectáculo visualmente impactante. Una película que, a pesar de su tono irreverente, invita a la reflexión sobre los límites de la ética y la moral en un mundo obsesionado con el éxito a cualquier precio.

Nota: 8.5/10