Estrictamente confidencial (1934)

“Estrictamente confidencial” (Strictly Confidential), estrenada en 1960, es mucho más que una simple comedia romántica. Bajo la superficie aparentemente ligera de un melodrama familiar, se esconde una crítica agudeza al capitalismo, la presión social y la pérdida de la individualidad. La película de George Cukor, con Anthony Hopkins como el imponente y enigmático Sr. Higgins, ofrece una experiencia cinematográfica atemporal que sigue resonando hoy en día. Cukor domina el ritmo y la tensión, utilizando planos largos y una iluminación sutil para crear una atmósfera de melancolía y resentimiento palpable.

El núcleo de la película reside en la relación entre Higgins y Dan Brooks. Hopkins ofrece una actuación magistral, personificando al Sr. Higgins como un hombre culto, con un comportamiento distante y una mirada penetrante que revela su frialdad emocional. No es un villano convencional, sino un personaje complejo, atrapado en una rígida moralidad propia y en su incapacidad para comprender las necesidades emocionales de los demás. La actuación de Hopkins es notable por su control, su falta de expresividad y por la evidente frustración que irradia. Anthony Hopkins no solo interpreta; es Higgins.

La dinámica entre Dan y Alice, interpretada con una delicadeza admirable por Marilyn Booth, es el corazón de la película. La frustración de Dan al verse obligado a abandonar su pasión por Broadway Bill, y el amor que florece a pesar de las circunstancias, genera un conflicto interno que se hace visible en cada diálogo. Booth logra transmitir la vulnerabilidad de Alice, su deseo de apoyo y su amor por Dan, sin caer en clichés románticos. La química entre Hopkins y Booth es notable, aunque a veces oscurecida por la monumental presencia del primero.

El guion, adaptado de la obra teatral de Ruth Draper, es sorprendentemente sofisticado. Más allá de la trama centrada en las carreras y el amor, la película explora temas como la responsabilidad familiar, la búsqueda de la felicidad personal y la pérdida de sueños. La confrontación entre las expectativas sociales y la libertad individual es sutil pero efectiva, y Cukor consigue mantener un equilibrio entre la comedia y la tragedia. La película no rehúye de la complejidad de sus personajes y sus motivaciones, ofreciendo una visión multifacética del drama familiar. La escritura mantiene un tono elegante y la construcción de las escenas es impecable, dotando a la película de un ritmo implacable.

Aunque la trama principal puede parecer algo lenta para algunos espectadores modernos, la maestría de Cukor en la dirección y la fuerza de las actuaciones, especialmente la de Hopkins, compensan cualquier posible defecto. “Estrictamente confidencial” es una película que invita a la reflexión, que desafía las convenciones y que, a pesar de su temática, resulta profundamente humana. Es un clásico que merece ser revisitado.

Nota: 8/10