“Eternals” es una película que, en su ambición, resulta tanto fascinante como frustrante. Marvel ha intentado, y con éxito en algunos aspectos, ampliar el universo cinematográfico con esta entrega dedicada a los Eternos, seres milenarios creados por los Celestiales para proteger a la humanidad. La película, bajo la dirección de Chloé Zhao, despliega una estética visualmente cautivadora, reminiscente de su trabajo en "Nomadland", que le otorga una dignidad y un aire de melancolía a la historia. Zhao logra capturar paisajes impresionantes y escenas de acción que, aunque no son del tipo más espectacular del género, poseen un sentido del movimiento y la composición que son notablemente superiores a la mayoría de las producciones de Marvel.
El guion, sin embargo, es donde la película tropieza con mayor frecuencia. La trama, que intenta conciliar una saga milenaria con una crisis global contemporánea (la amenaza del Tiamut), se siente deliberadamente densa y llena de conceptos que, por el simple hecho de estar presentes, resultan más confusos que claros. La película se complica con demasiados personajes, motivaciones a menudo poco desarrolladas y explicaciones que se sienten forzadas. El ritmo, aunque pausado, se siente a veces arrastrado, y la introducción de los Celestiales y sus poderes se siente más como una explicación del universo que como una parte integral de la historia. El conflicto central, la necesidad de los Eternos de actuar en secreto para proteger a la humanidad, se convierte en un mero pretexto para la acción y la presentación de nuevos personajes.
La película se beneficia enormemente de las actuaciones de su elenco. Richard Madden como Ikaris transmite una intensidad melancólica que, a pesar de las limitaciones del personaje, es convincente. Angelina Jolie como la Dama Esmeralda brilla con una presencia magnética y misteriosa, mientras que Gemma Chan como Sersi y Kumail Nanjiani como Drew Starkey ofrecen interpretaciones sólidas. Sin embargo, el peso de la historia recae sobre los personajes menos desarrollados, y es lamentable que muchos de ellos tengan poco tiempo para brillar. La dinámica entre Ikaris y Sersi, la base del conflicto romántico de la película, es uno de sus puntos más fuertes, aunque su desarrollo, como ya se ha mencionado, queda frustrado por la complejidad narrativa.
En definitiva, “Eternals” es una película que se siente como una versión incompleta de lo que podría haber sido. El trabajo de Zhao es evidente en la dirección, la fotografía y la atmósfera, pero el guion, con sus múltiples capas y conceptos, dificulta la inmersión del espectador en la historia. Es un esfuerzo ambicioso que, a pesar de sus virtudes visuales y actoriales, se queda en un segundo plano en la evolución del MCU. Su valor reside quizás en la introducción de un nuevo arquetipo de héroes y en la exploración de un pasado cósmico mucho más vasto de lo que la mayoría de los espectadores imaginan.
Nota: 6/10