Europa Europa (1990)

‘Europa Europa’ es, sin duda, una de las películas más controvertidas y a la vez fascinantes que he visto en los últimos tiempos. Robert Benton no se limita a narrar una historia de supervivencia durante la Segunda Guerra Mundial; construye una intrincada reflexión sobre la moralidad, la identidad y las complejidades de la condición humana bajo el peso de la historia. La película se centra en Solomon Perel, un joven intelectual judío que, a pesar de su pasado, es utilizado por los alemanes como un traductor y un “experto” en la inteligencia, convirtiéndose de manera trágica y absurda en un héroe improvisado del ejército nazi. Este giro, lejos de ser un truco narrativo, es el núcleo de la película y la justificación de su ambigüedad moral.

La dirección de Benton es magistral. Se distingue por su meticulosidad en la recreación de la época y por su capacidad para mantener una tensión constante, no basada en explosiones ni persecuciones frenéticas, sino en el constante temor a ser descubierto. La película explora la claustrofobia del orfanato, la soledad del protagonista y la presión que experimenta mientras navega entre dos mundos que no le pertenecen. La cámara se mueve con deliberación, observando cada gesto, cada mirada, cada pequeña interacción que revela la fragilidad de su situación. La paleta de colores, predominantemente apagada, refleja el ambiente sombrío y la desesperación de la época, con contrastes sutiles que acentúan el horror latente.

Las actuaciones son, en su gran mayoría, excepcionales. James Garner, en el papel de Solomon, ofrece una interpretación profundamente conmovedora. Su personaje no es un héroe tradicional, sino un hombre inteligente, vulnerable y atormentado por sus propias dudas. Garner logra transmitir la complejidad de un hombre dividido entre su pasado y el presente, entre su deseo de sobrevivir y su propia moralidad. También destaca la interpretación de Sjors Storhuizer como Erich, el oficial alemán que, a su manera, desarrolla una forma de afecto hacia Solomon, aunque este sea un vínculo moralmente ambiguo. La química entre Garner y Storhuizer es fundamental para el impacto emocional de la película.

Sin embargo, la película no es perfecta. El guion, a pesar de la brillantez de la premisa, a veces se apoya en explicaciones demasiado directas y en una cierta sensación de artificio en algunos diálogos. La trama, en su complejidad, requiere una atención constante del espectador, y puede resultar abrumadora en algunos momentos. No obstante, este defecto se compensa con una reflexión sobre la naturaleza de la colaboración, la responsabilidad individual y la capacidad de la humanidad para la hipocresía. ‘Europa Europa’ no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la audiencia a cuestionar sus propias convicciones. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales se desvanecen, generando debate y reflexionando sobre los límites de la humanidad.

Nota: 8/10