Ex Libris: La Biblioteca Pública de Nueva York (2017)

“Ex Libris: La Biblioteca Pública de Nueva York” no es un thriller, ni una epopeya, ni siquiera una película de gran presupuesto. Es, en esencia, un homenaje a un lugar que muchos asumen completamente obsoleto en la era digital: la Biblioteca Pública de Nueva York. Director Tom Quinn no se fija en el drama individual, sino que se sumerge en la minuciosidad de la rutina de una institución que, lejos de ser un depósito de libros viejos, se ha convertido en un centro vital de aprendizaje y comunidad. La película, en su sencillez aparente, es sorprendentemente conmovedora y ofrece una mirada refrescante a la persistencia del conocimiento y la importancia de los espacios públicos.

Lo que realmente destaca de “Ex Libris” es su enfoque en la humanidad detrás de las paredes de la biblioteca. Seguimos de cerca a un puñado de personajes, como la bibliotecaria en jefe, Nina Gackenheimer, que es una figura inagotable de energía y dedicación, o el equipo de robótica que crea robots bibliotecarios, cada uno con una función específica que va desde el descubrimiento de libros hasta la organización de eventos. Estos individuos no son simplemente empleados; son guardianes del conocimiento, y la película logra transmitir la profunda pasión que sienten por su trabajo. La actuación de Lynn Kerner como Nina Gackenheimer es particularmente notable. Su carisma y su ferviente defensa de la biblioteca son contagiosos, y crea una conexión inmediata con el espectador.

La dirección de Quinn es elegante y precisa. Utiliza un ritmo pausado, permitiendo que la cámara se detenga en los detalles: los rostros concentrados de los estudiantes, el suave crujido de las páginas, la luz entrando a través de las ventanas de la biblioteca. No hay grandes secuencias de acción o efectos especiales; la belleza de la película reside en la observación y en la quietud. El guion, aunque modesto, es inteligente y reflexivo. Explora el impacto de la tecnología en la biblioteca, pero no la presenta como una amenaza. Más bien, la bibliotecaria y su equipo la incorporan de manera creativa, demostrando que el conocimiento puede tomar muchas formas.

El documental no se limita a la descripción de las actividades de la biblioteca. Nos invita a reflexionar sobre el valor del espacio físico, del contacto humano y del acceso al conocimiento. En un mundo cada vez más dominado por la información digital, “Ex Libris” recuerda que las bibliotecas siguen siendo lugares de encuentro, de diálogo y de inspiración. La película, con su tono optimista y su enfoque en la comunidad, ofrece un mensaje poderoso y esperanzador. Es un recordatorio de que, incluso en tiempos cambiantes, las instituciones que promueven el aprendizaje y la cultura pueden seguir siendo vitales.

Nota: 8/10