¡Excusas! (2003)

“¡Excusas!” no es una película que deja una impresión duradera, pero sí una que permanece en la memoria, como una melodía pegadiza que, a pesar de ser simple, te resulta difícil de olvidar. Se trata de un drama introspectivo, una disección de las ansiedades humanas, y lo logra con una notable honestidad, aunque no siempre con la elegancia que podría haber aportado. La película se centra en las vidas entrelazadas de cuatro personas - Miguel, Elena, David y Sofía – cada una de ellas perpetuamente atrapada en un ciclo de evasivas y justificaciones. El miedo al compromiso, al cambio y a seguir sus propios instintos se convierte en el motor que impulsa sus acciones, y en un entramado de decepciones y malentendidos.

La dirección de Juan López es discreta, pero eficaz. Evita los artificios y las soluciones fáciles, optando por una fotografía sobria y una atmósfera cargada de melancolía. López consigue transmitir la sensación de inquietud y desasosiego sin caer en el melodrama barato. La película juega con los planos cerrados, que acentúan la incomodidad de los personajes y la dificultad de comunicarse. No es un estilo visualmente impactante, pero es coherente con la temática y contribuye a crear un ambiente claustrofóbico que refleja la situación interna de los protagonistas.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Marcos Salazar, como Miguel, transmite con maestría la desesperación de un hombre que ha perdido el rumbo. Su personaje es especialmente conmovedor, porque su indecisión y su incapacidad para asumir responsabilidad son fácilmente identificables. Carmen Rodríguez, en el papel de Elena, ofrece una interpretación sutil pero poderosa, capturando la fragilidad de una mujer que se siente atrapada en una relación fallida. David Moreno y Ana García, como los otros dos personajes, cumplen su cometido, aportando matices a la trama sin eclipsar a los protagonistas principales. La química entre los actores es, en general, bastante buena, lo que facilita la inmersión en la historia.

El guion, sin embargo, es donde la película presenta sus mayores carencias. Si bien la premisa es interesante, la ejecución resulta algo plana y predecible. Los diálogos, en ocasiones, se sienten forzados y poco naturales. Aunque se intenta explorar las complejidades de las relaciones humanas, la historia se resuelve de forma algo abrupta y sin ofrecer una reflexión profunda sobre los temas que plantea. Se intuye un deseo de abordar temas como la culpa, el arrepentimiento y la dificultad de perdonarse a uno mismo, pero la película se queda en la superficie, sin profundizar en las implicaciones emocionales de las decisiones de los personajes. El ritmo, a pesar de no ser excesivamente rápido, también podría haber sido más dinámico. La película, en definitiva, tiene potencial pero se queda a medio camino.

Nota: 6/10