“Expediente 39” es una película que se aferra a un enigma que, a pesar de sus promesas, no logra desvelar por completo. Dirigida por Michael Tung, la historia se presenta como un thriller psicológico con toques de drama familiar, prometiendo una trama intrincada sobre el trauma, la manipulación y la verdad oculta tras las apariencias. Sin embargo, la película, aunque con momentos de tensión palpable, se siente a veces como un ejercicio de recursos más que una historia profundamente arraigada.
El guion, escrito por Tung y David Naggiar, se basa en un concepto interesante: una trabajadora social que debe enfrentarse a un caso que pone en peligro su propia vida y la de su hija. La premisa es atractiva y se construye con una buena dosis de suspense, especialmente en las primeras escenas. La película se centra en la creciente desconfianza de Emily Jenkins (interpretada con una madurez sorprendente por parte de Naomi Watts) hacia Lilith Sullivan (interpretada por una convincente Matilda Lutz), y en su creciente preocupación por los extraños comportamientos de los padres de la niña. Sin embargo, el ritmo se vuelve desigual. Hay momentos de intensa tensión interrumpidos por escenas que, en lugar de profundizar en el misterio, se centran en la presentación de detalles superfluos. La resolución, al final, resulta algo abrupta y quizás demasiado simplificada para la complejidad que se había planteado.
Naomi Watts ofrece una actuación sólida y llena de matices. Ella transmite con eficiencia la incredulidad, el miedo y la determinación de Emily Jenkins, logrando conectar emocionalmente con el espectador. Matilda Lutz, en cambio, logra dar vida a la peculiar Lilith Sullivan, creando una niña con una mirada que oscila entre la inocencia y la oscura intencionalidad. El resto del elenco secundario, incluyendo a los padres de Lilith, interpreta con respeto sus papeles, aunque sin llegar a ser memorables. La película se beneficia de una dirección visual cuidada, con una fotografía que enfatiza los aspectos sombríos y opresivos del entorno en el que se desarrolla la trama. La atmósfera es densa y perturbadora, contribuyendo a la sensación de inquietud que impregna la película.
Si bien “Expediente 39” no es un clásico del género thriller, ofrece un entretenimiento decente para aquellos que disfrutan de las historias de suspense psicológico con un toque de lo paranormal. No obstante, la película podría haber explorado con mayor profundidad los motivos de Lilith y los secretos que la rodean, profundizando en la dinámica familiar y los traumas que la han moldeado. La historia se siente como un comienzo de algo más grande, una semilla plantada que, quizás, podría florecer en una secuela. Sin embargo, tal como está, la película deja un sabor agridulce: la promesa de un thriller complejo se diluye en un final un tanto inconcluso. Es una película que invita a la reflexión, pero también deja preguntándose si realmente se resolvió el misterio que había propuesto.
Nota: 6/10