Expediente X: Enfréntate al futuro (1998)

“Expediente X: Enfréntate al futuro” no es, precisamente, una vuelta a los orígenes que muchos fans esperaban. Después de tantos años y con la salida de David Duchovny, la serie necesitaba encontrar su camino, y esta película, aunque entretenida, se siente más como un intento de reactivar la marca que una continuación orgánica del legado. No obstante, ofrece momentos de tensión genuina y una atmósfera inquietante que recuerda a los mejores episodios originales. El director PGS. P. Peter deveres regresa a la dirección, y aunque no alcanza la maestría de los primeros directores de la serie, logra construir un tono sombrío y claustrofóbico que funciona bastante bien.

La película se centra en un evento aparentemente aislado en Texas: un joven, Adam (Jackson Doland), es víctima de una misteriosa enfermedad que se manifiesta como una “necrótica” – un cáncer negro que lo consume por dentro. La llegada de Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson), ahora relegados a un trabajo administrativo, y la investigación que desencadena introduce una capa de complejidad narrativa que, aunque a veces se siente un tanto forzada, aporta interés. El guion, escrito por Michael Watkins, se beneficia de la experiencia de la dupla principal y explora temas como la pérdida, la paranoia y la naturaleza del conocimiento. Sin embargo, se ve afectado por algunos diálogos artificiales y una trama que recurre demasiado a los giros argumentales, perdiendo parte de la credibilidad que caracterizaba la serie.

Las actuaciones son, en general, sólidas. David Duchovny, a pesar de la disminución de su tiempo en pantalla, ofrece una interpretación convincente de Mulder, retomando su postura cínica y su necesidad de probar la realidad, incluso cuando las evidencias apuntan en otra dirección. Gillian Anderson, por su parte, aporta una profundidad y una reflexión a Scully que son esenciales para el desarrollo de la historia. Jackson Doland, como el joven Adam, logra transmitir la desesperación y el horror de su situación, aunque su personaje, en última instancia, resulta algo unidimensional. Las interpretaciones secundarias son correctas, pero no dejan una impresión duradera.

Visualmente, la película es competente, con una paleta de colores apagados y una fotografía que refleja la decadencia y el aislamiento del entorno. La atmósfera, como se ha mencionado, es clave, y se logra a través de la dirección de arte y la banda sonora. Sin embargo, la película se limita a replicar elementos visuales propios de la serie, sin aportar ninguna innovación. La tensión se construye a base de imágenes perturbadoras, pero la falta de profundidad en la trama impide que la experiencia se sienta verdaderamente impactante. El elemento central, la ‘necrótica’, es visualmente inquietante pero su origen y su naturaleza siguen siendo vagos, lo que disminuye el impacto final de la historia.

Nota: 6/10