Explota, explota (2020)

“Explota, explota” es una película que logra, en cierto modo, romper la monotonía del recuerdo colectivo de los años 70 en España. Más allá de ser un simple retrato de la dictadura franquista, se presenta como una explosión de color, de música y de energía juvenil que, irónicamente, encuentra su liberación en la omnipresente presencia de Raffaella Carrà. La película no se adentra en la descripción implacable del horror político, aunque sí lo sugiere sutilmente, sino que se centra en la vida de María, una joven bailarina con una ambición desmedida: alcanzar la fama televisiva. Su sueño, aparentemente trivial, se convierte en un símbolo de la búsqueda de libertad personal y un desafío a la opresión que la rodea.

La dirección de Javier Reverte y Santiago Segura es, en general, sólida. Logran capturar la atmósfera opresiva de la España franquista sin caer en melodramatismos. Hay momentos particularmente efectivos en los que se aprovechan del contraste entre la grisácea realidad y la vibrante aspiración de María. La banda sonora, por supuesto, es un elemento crucial, y la inclusión de canciones de Raffaella Carrà no es una mera licencia poética, sino una pieza fundamental para entender la motivación de la protagonista y el escape que representa su sueño de la televisión. El uso de la música de Carrà funciona como un escape, una promesa de diversión y de un futuro mejor, anclado en un mundo donde la libertad de expresión no está suprimida.

En cuanto a las actuaciones, Elena Anaya se destaca como María. Su interpretación es convincente, transmitiendo la vulnerabilidad y la determinación de la protagonista con una naturalidad que facilita la conexión del espectador. También merece atención el resto del elenco, que consigue aportar un toque de humor y vitalidad a una historia que podría haberse rendido a la gravedad del contexto. La película consigue, sin embargo, que la comedia no distraiga del mensaje subyacente, de la búsqueda individual de la felicidad y la libertad.

El guion, en ocasiones, se siente un poco apresurado, y algunos diálogos podrían haber sido más elaborados para profundizar en las motivaciones de los personajes secundarios. Sin embargo, la película consigue mantener un ritmo ágil y entretenido, evitando la sobrecarga de información y centrándose en el viaje personal de María. El uso de flashbacks, aunque presente, es cuidadosamente integrado para no interrumpir la narrativa principal y para reforzar el sentido de urgencia de la búsqueda de la libertad. El resultado es una película que, a pesar de sus pequeños defectos, resulta efectiva y conmovedora, un homenaje a la resiliencia del espíritu humano y a la esperanza en tiempos oscuros.

Nota: 7/10