“Exposados” es, en esencia, un thriller de persecución frenético y, a veces, sorprendentemente claustrofóbico. La película, dirigida por Robert Benson, se aleja de la fórmula del thriller convencional, apostando por un ritmo implacable y una atmósfera de tensión constante. El film no busca la profundidad psicológica, sino que se deleita en el juego de gato y ratón entre sus protagonistas, con un resultado que resulta a la vez entretenido y ligeramente desequilibrado.
La dirección de Benson es sólida y sabe mantener al espectador en vilo. La película se beneficia de planos secos y la utilización inteligente del espacio, creando un sentido de encierro que replica la desesperación de los personajes. Hay momentos, particularmente en las escenas nocturnas, donde la fotografía y la banda sonora se combinan para crear una experiencia visual y auditiva realmente impactante. Sin embargo, el ritmo a veces se vuelve excesivamente rápido, sacrificando, en ocasiones, la construcción de la narrativa. Se siente que la película se apresura para llegar al clímax, a expensas de un desarrollo más pausado.
Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Josh Brolin, como Milo Boyd, aporta una presencia imponente y una melancolía palpable al personaje. Su interpretación es convincente y transmite la frustración y el tormento de un hombre que se ha perdido a sí mismo. Rachelle Lefevre, interpretando a Nicole Hurley, ofrece una actuación igualmente sólida. Lefevre no solo es una mujer peligrosa y calculadora, sino que también se vislumbra un pasado que la atormenta. La química entre Brolin y Lefevre es evidente, y el conflicto entre ellos se siente real y complejo. La tensión sexual latente entre los personajes añade una capa extra a la trama, sin llegar a ser excesivamente explícita, lo cual resulta un acierto.
El guion, aunque interesante en su premisa, presenta algunas inconsistencias. La historia de fondo de los personajes se siente un tanto superficial y las motivaciones de algunos personajes secundarios no están del todo desarrolladas. La trama principal, centrada en la persecución y el escape, es efectiva, pero hay algunos giros argumentales que resultan forzados. El dilema moral que se plantea - la violencia versus la justicia - es planteado de forma básica, sin profundizar en las implicaciones éticas. A pesar de estas fallas, la película consigue mantener al espectador enganchado hasta el final, gracias a su ritmo trepidante y sus momentos de acción bien coreografiados.
Nota: 7/10