Eyes of Fire (1983)

“Eyes of Fire” (Ojos de Fuego) es una película que, a pesar de su premisa atractiva y su ambientación en el agreste paisaje americano del siglo XVIII, resulta ser una experiencia cinematográfica más irregular que satisfactoria. La historia, centrada en un grupo de religiosos perseguidos tras una acusación infundada, prometía un thriller gótico rural con un toque de horror, pero la ejecución no siempre cumple con las expectativas.

La dirección de Robert Michael Wiener, aunque intenta generar una atmósfera de tensión palpable, a menudo se ve eclipsada por una producción que, francamente, carece de la calidad visual que el género exige. La fotografía, en su mayoría grisácea y con una iluminación que, a veces, se siente demasiado artificial, no logra transmitir el frío y el aislamiento de la región. El ritmo, por otro lado, es deliberadamente lento, lo que puede resultar tedioso para el espectador moderno acostumbrado a un desarrollo más ágil. Sin embargo, la lentitud, si se lee como una estrategia narrativa, pretende insinuar la constancia de la amenaza y la gradual inmersión de los personajes en el horror que se avecina, lo cual, en principio, es interesante.

El corazón de la película reside en sus actores. Christopher Walken ofrece una actuación soberana como el reverendo Will Smythe, dotándolo de una mezcla de solemnidad, desesperación y una inquietante calma. Su presencia es magnética y logra mantener el interés del espectador incluso en las escenas más débiles. El resto del elenco, incluyendo a la joven y enigmática Lucy (interpretada por la joven y prometedora Madeleine Stowe), cumple su cometido, aunque sus personajes son, en su mayoría, planos y carentes de profundidad. Stowe, en particular, logra transmitir la vulnerabilidad y el misterio de su personaje, contribuyendo a la ambigüedad que rodea su papel.

El guion, escrito por los hermanos David y Robert Shinn, presenta problemas. A pesar de la premisa interesante, la historia se centra demasiado en la atmósfera de suspense y la descripción del paisaje, descuidando el desarrollo de los personajes y la resolución de los conflictos. La trama, llena de giros inesperados y elementos sobrenaturales, a veces se siente forzada y poco creíble. El uso de la religión, aunque central, se aplica de manera superficial, sin profundizar en las motivaciones de los personajes o en las implicaciones teológicas de sus acciones. La película juega con la idea de la culpa y el castigo, pero carece de la contundencia necesaria para explorar estos temas de manera significativa. El horror, finalmente, se basa en lo sugestivo y lo implícito, dejando al espectador con más preguntas que respuestas.

A pesar de sus defectos, "Eyes of Fire" puede resultar entretenida para los aficionados al género, especialmente para aquellos que disfrutan de thrillers góticos con toques de horror. Sin embargo, es una película que necesita ser consumida con expectativas moderadas y con la disposición de apreciar el valor del suspense atmosférico y la belleza de un paisaje salvaje y desolado.

Nota: 6/10