Familia al instante (2018)

“Familia al instante” no es un drama existencial sobre la dificultad de la paternidad; es una explosión de energía, un torbellino de caos organizado y, sorprendentemente, muy conmovedora. La película, dirigida por Simon Curtis, logra capturar la esencia de lo que realmente significa tener hijos de repente, sin caer en clichés ni sentimentalismos fáciles. Lo que presenta es una observación honesta y a veces brutal de la realidad, una realidad marcada por la incredulidad, la frustración y, sobre todo, el amor incondicional.

El guion, adaptado de la novela homónima de Gail Honeyman, se centra en Pete y Ellie, una pareja joven que se ve repentinamente inundada por la llegada de Juan, Lita y Lizzy. La coreografía de los berrinches infantiles es magistral; Curtis no se anda con rodeos, mostrando los pequeños (y grandes) desastres con una naturalidad que, en lugar de ser irritante, resulta profundamente relatable. La película se distingue por no idealizar la experiencia de tener hijos. Hay momentos de desesperación, de agotamiento, de cuestionamientos internos, y la cámara los captura con una honestidad que es refrescante. No se oculta la dificultad de equilibrar las responsabilidades, la salud mental y la necesidad de desconectar.

Las actuaciones son el corazón palpitante de la película. Henry Golding y Felicity Jones encarnan a Pete y Ellie con una química innegable. Golding, en particular, ofrece una interpretación sólida y llena de matices, mostrando la transformación de un hombre que, de repente, se ve completamente desbordado por la paternidad. Jones complementa su actuación con una vulnerabilidad y un humor agudo. Pero la verdadera magia reside en el reparto infantil. Los niños, interpretados por Khadija Howard, Charlie Clucher, Milo Miles, y George Beahm, son absolutamente convincentes. Logran transmitir la inocencia y la imperencia de la edad, la confusión y la necesidad de afecto con una autenticidad que roba el aliento. La relación entre ellos, con sus rivalidades, sus lazos y sus momentos de ternura, es el eje central de la historia.

Si bien la película no evita el sentimentalismo, lo utiliza con moderación y sólo cuando es necesario. La trama principal se enriquece con elementos que añaden profundidad y complejidad al personaje de Pete, explorando sus miedos y sus inseguridades. La película no busca una resolución heroica; se centra en el viaje emocional de Pete, su aceptación gradual de su nuevo rol y su aprendizaje sobre la paternidad. Se trata de una película que, a pesar de su caos aparente, transmite un mensaje poderoso sobre la importancia del amor, la familia y la capacidad de adaptación. “Familia al instante” es una experiencia cinematográfica genuina y conmovedora, que te dejará con una sonrisa y una renovada apreciación por la alegría (y el caos) de la vida familiar.

Nota: 8/10