Family Still Matters (2022)

“Family Still Matters” no es una película que te impacta con efectos especiales o giros argumentales explosivos. Su poder reside en su sencillez, en la honestidad brutal con la que retrata las luchas cotidianas de una familia trabajadora que se aferra a la esperanza. La película nos presenta a los Garrett, una familia de clase trabajadora que, como tantas otras, se ve sacudida por dificultades económicas y tensiones internas. La dirección de David Miller es discreta pero efectiva; no intenta empañar la historia con artificios, sino que permite que los personajes y sus emociones hablen por sí solos. Miller consigue transmitir, a través de la fotografía naturalista y una edición pausada, la sensación de angustia y el peso del día a día.

Armani Barrett entrega una actuación sobresaliente como James Garrett, un padre desgastado por el trabajo y la frustración. Su interpretación es sutil, llena de matices, y nos permite comprender la desesperación que siente al ver cómo sus sueños se desvanecen. Kelly Hancock, por su parte, brilla como Patricia Garrett, una madre incansable que lucha con uñas y dientes para mantener a su familia unida. Su personaje es especialmente complejo, pues se debate entre su deseo de proteger a sus hijos y la necesidad de ser su propia salvadora. La química entre Barrett y Hancock es palpable, y contribuye significativamente a la credibilidad emocional de la historia. Tyanta Snow, en el papel de la hija adolescente, Maya, aporta una frescura necesaria, representando con madurez las inquietudes y las aspiraciones de una joven que busca su identidad en un mundo competitivo.

El guion, adaptado de un relato de la escritora Sarah Jenkins, es donde reside uno de los mayores logros de la película. Evita los clichés del melodrama familiar, centrándose en la representación realista de las relaciones interpersonales. Las conversaciones son auténticas, a veces incómodas, pero siempre honestas. La película aborda temas como la pobreza, la falta de oportunidades y el impacto del sistema en las familias, pero lo hace sin caer en la moralización. El conflicto central, impulsado por una serie de decisiones económicas precipitadas, genera tensión y provoca debates sobre la responsabilidad y el perdón. La historia no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre la importancia de la comunicación, la empatía y la capacidad de superar las adversidades. Es una película que te hace cuestionar si realmente entendemos lo que significa “familia”.

“Family Still Matters” no es una obra maestra cinematográfica, pero sí un drama familiar conmovedor y honesto. Su valor reside en su capacidad para conectar con el espectador a través de sus personajes y de sus historias. Es una película que nos recuerda que, a pesar de todas las dificultades, el amor y el apoyo familiar siguen siendo el refugio más seguro. Es un recordatorio simple pero poderoso de que, en última instancia, lo que realmente importa son las personas que te rodean.

Nota: 7.5/10