Fantasía (1940)

“Fantasía” no es simplemente una recopilación de piezas musicales clásicas animadas; es, en esencia, un ejercicio audaz y a menudo conmovedor de cómo la música, sin las palabras, puede narrar historias complejas y provocar emociones profundas. La decisión de la Walt Disney Animation Studios de adaptar obras maestras de compositores como Dukas, Stravinsky, Ponchielli y Mussorgsky no es una apuesta segura, y la película, afortunadamente, se sostiene gracias a una dirección inteligente y, en general, actuaciones sólidas.

La dirección de Don Hahn es el corazón palpitante de la película. No se trata de una traducción literal, sino de una interpretación creativa que busca desentrañar el significado inherente de cada pieza musical. ‘El Aprendiz de Brujo’, por ejemplo, no solo presenta una versión animada de la obra de Dukas, sino que utiliza una estética visual que refleja la confusión y el desastre que experimenta Mickey Mouse al intentar replicar los trucos de su maestro. El uso de colores vibrantes y animaciones frenéticas enfatiza la locura de la situación y la relativa ineptitud del protagonista.

Lo más destacable de “Fantasía” es su capacidad para traducir la intensidad emocional de la música en imágenes. ‘La Consagración de la Primavera’ es particularmente impactante. La obra de Stravinsky, a menudo asociada con su ritmo frenético y disonante, es visualmente representada con una danza de extremidades que evoluciona, desde formas elementales hasta la inminente extinción de los dinosaurios. La película no simplifica la complejidad de la pieza, sino que la visualiza como un registro visual de la historia de la Tierra. La secuencia, aunque breve, es un logro técnico y conceptual que se queda grabado en la memoria.

En cuanto a las actuaciones, aunque no se trate de un drama convencional, los personajes animados son convincentes y transmiten la esencia de sus respectivas piezas. Mickey Mouse, interpretado por Wayne Allwine, es el hilo conductor que une las diferentes narraciones, y su creciente frustración y eventual aceptación son palpables. La fidelidad a las voces originales de los cantantes de las obras maestras es otro punto a favor, lo que contribuye a la autenticidad de la experiencia.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. A veces, la narrativa se siente un poco fragmentada, y la transición entre las diferentes secciones puede resultar abrupta. Además, algunos de los elementos visuales, aunque creativos, pueden resultar un poco recargados o distractivos. No obstante, estos pequeños defectos se diluyen ante la ambición y la valentía del proyecto.

En definitiva, “Fantasía” es una experiencia cinematográfica única que demuestra el poder de la música para inspirar, emocionar y contar historias. Es un homenaje a los grandes compositores y una invitación a explorar el mundo de la música clásica desde una perspectiva completamente nueva. Una película que, más allá de ser un simple entretenimiento, invita a la reflexión y a la apreciación de la belleza en todas sus formas.

Nota: 8/10