Fascinación (2004)

“Fascinación” no es un thriller que te mantendrá al borde del asiento con saquetas de patatas. Es, en cambio, una película lenta, casi hipnótica, que se alimenta de la tensión psicológica y del sutil desenterrar de secretos familiares. La dirección de Robert Magnuson es precisa y deliberada, priorizando la atmósfera sobre los giros y vueltas convencionales del género. Magnuson consigue, con una paleta de colores apagados y una fotografía que evoca la melancolía, un ambiente de constante incomodidad, como si la propia película estuviera cargada de una energía silenciosa y letal. No hay explosiones, persecuciones ni escenas espectaculares, pero sí una sensación palpable de que algo terrible está a punto de ocurrir, algo que se ha ocultado bajo el embrollo de la lencería y los viajes de crucero.

Las actuaciones son, en general, sólidas. El papel de Julia Roberts como Maureen es particularmente notable. Roberts, conocida por su carisma y su capacidad para encarnar personajes complejos, ofrece una interpretación fría y calculadora. Maureen no es una víctima pasiva; es una mujer con una red de mentiras y un control férreo sobre su entorno. Su mirada, a menudo desprovista de emoción, es más reveladora que cualquier diálogo. También es fundamental destacar la actuación de Michael Fassbender como Oliver. Fassbender irradia un magnetismo inquietante y su personaje, aunque inicialmente presentado como un seductor atractivo, se revela progresivamente como un hombre capaz de actos horribles. Sin embargo, la relación entre Roberts y Fassbender no alcanza la profundidad que podría haber tenido, quedando en un punto de tensión superficial. La química, aunque presente, no es suficiente para elevar el conflicto.

El guion, adaptado de la novela de Megan Miranda, se centra en la desconfianza y la ambigüedad. La trama se va revelando gradualmente, dejando al espectador con la sensación de que nada es lo que parece. Scott, interpretado por Jackson Robert Scott, añade un componente de inocencia y vulnerabilidad, actuando como el catalizador de la investigación. La historia juega con la percepción del espectador, y la idea de que los personajes pueden haber compartido un pasado turbulento antes de la muerte de Maureen complica enormemente la resolución del misterio. La novela, como se ve en la adaptación, se nutre de la ambigüedad moral, y la película no se distancia de esta premisa. Sin embargo, la trama se alarga un poco en el final, introduciendo algunas explicaciones que podrían haberse condensado, perdiendo parte de la sutileza inicial. El desarrollo de la sospecha de Scott y Kelly respecto al pasado compartido de Maureen y Oliver es bien ejecutado, construyendo la tensión de manera efectiva, pero no se explora con la profundidad que merecía.

En definitiva, "Fascinación" es un thriller psicológico que recompensa la paciencia y la capacidad de análisis del espectador. No es un thriller de acción, sino una exploración perturbadora de la mentira, el engaño y el precio de los secretos familiares. Si buscas una película llena de sobresaltos, esta no es la adecuada. Pero si disfrutas de las historias que te hacen pensar y te dejan con una sensación de inquietud incluso después de que los créditos finales hayan rodado, "Fascinación" podría ser una experiencia gratificante.

Nota: 7/10