Fascinación (Obsession) (1976)

“Fascinación” (Obsession), la película de 1985 dirigida por Robert Towne, no es un melodrama abiertamente emocional, sino más bien una disección psicológica cautivadora y perturbadora. La historia de Michael Courtland (Cliff Robertson), un magnate de Nueva Orleans, que se encuentra confrontado con la imagen de su difunta esposa, Elizabeth (Genevieve Bujold), a través de una joven que, de alguna manera inexplicablemente, es un reflejo físico de ella, es un ejercicio de obsesión, pérdida y la dificultad de superar el duelo. El guion, a menudo criticado por su lentitud, es en realidad una fortaleza, ya que permite al espectador sumergirse en el estado mental de Michael, un hombre que ha construido su existencia en torno a la memoria de Elizabeth y que se ve forzado a enfrentarse a la posibilidad de que ese fantasma nunca desaparezca.

Cliff Robertson ofrece una actuación magistralmente controlada, un retrato de vulnerabilidad oculta bajo una fachada de implacable éxito. Su Michael no es simplemente un hombre afligido, sino un hombre que se aferra a la perfección de su recuerdo, que busca replicarlo a través de Sandra (interpretada con una naturalidad inquietante por Isabella Rossellini). La actuación de Robertson transmite la desesperación de un hombre que ha perdido su centro, su brújula moral, y que, presa de un deseo incontrolable, busca una forma de regresar a su mundo anterior, un mundo en el que Elizabeth estaba viva.

La dirección de Robert Towne es elegante y sutil. No recurre a cliches o a melodramas simplistas. El film se apoya en la atmósfera, en la fotografía de Caleb Banks, que captura la belleza decadente de Italia y, a la vez, la sensación de aislamiento y angustia que experimenta Michael. La banda sonora, minimalista y evocadora, contribuye a crear una atmósfera onírica e inquietante. La película se toma su tiempo para desplegar sus ideas, y la paciencia del espectador es recompensada con una exploración profunda de los efectos devastadores del duelo y la obsesión.

Si bien el ritmo pausado puede resultar contraproducente para algunos, la película no busca ofrecer respuestas fáciles. El guion plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la memoria, la imposibilidad de revivir el pasado y la fragilidad de la psique humana. La relación entre Michael y Sandra, a pesar de su aparente inocencia, es cargada de una tensión innegable, donde la línea entre la fascinación y la manipulación se vuelve difusa. Rossellini, a pesar de no tener muchos diálogos, aporta una presencia sutil pero poderosa, transmitiendo una mezcla de curiosidad y extrañeza que complementa a la perfección el tormento interno de Michael.

La película explora con maestría la idea del "ghosting" emocional, el proceso inconsciente mediante el cual la memoria de los seres queridos sigue influyendo en nuestras decisiones y percepciones incluso después de su fallecimiento. "Fascinación" es una obra reflexiva y perturbadora que, más de treinta años después, sigue siendo relevante por su tratamiento honesto y sin adornos de las consecuencias del dolor y la necesidad de enfrentarse a la realidad.

Nota: 8/10