“Fast & Furious 9” es, en esencia, una película sobre el peso del pasado y la necesidad de redención. La franquicia ha trascendido su premisa original de carreras callejeras para convertirse en una épica de acción global, un melodrama familiar en el que la familia, en su sentido más amplio, es el pilar central. Y, como ocurre con frecuencia en esta saga, la dirección de Louis Leterrier aporta una energía y un ritmo frenético que, aunque a veces superficial, es innegablemente entretenido. Leterrier consigue que cada secuencia de persecución sea visualmente impactante, elevando el nivel de espectacularidad que se ha convertido en la marca registrada de la franquicia.
La película se centra en la confrontación entre Dom y Jakob, el hermano desaparecido que regresa para sembrar el caos. La relación entre estos dos personajes, interpretados brillantemente por Jason Momoa y Tyrese Gibson, es el núcleo emocional de la película. Si bien la química entre los actores es evidente, el guion, en mi opinión, se queda corto al intentar profundizar en la complejidad de su conflicto. Hay momentos de tensión genuina, pero la narrativa a menudo recae en clichés y soluciones abruptas, derivando en un ritmo irregular. La trama, en general, es un amasijo de elementos de acción improbable y diálogos que, aunque llenos de frases hechas, sirven para justificar las impresionantes acrobacias. El conflicto con la trama política, aunque presente, se siente desapasionada y carente de la implicación dramática que podría haberle dado mayor sustancia.
Las actuaciones son sólidas en su mayoría. Vin Diesel, como siempre, ofrece su característico porte imperturbable de héroe indestructible, aunque a veces la actuación se siente un poco artificial. Michelle Rodriguez brilla como Letty, aportando una presencia maternal y una fortaleza implacable. La incorporación de John Cena como el agente del gobierno es un giro interesante, y su personaje, aunque secundario, añade una capa de complejidad inesperada. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la presencia de actores que han estado en la franquicia desde sus inicios, quienes aportan una autenticidad y un carisma que son difíciles de replicar.
En definitiva, “Fast & Furious 9” es una película de acción convencional y a veces exagerada, pero que cumple su cometido principal: ofrecer entretenimiento puro y descarado. La película es un festival de efectos especiales y acrobacias imposibles, una celebración del espíritu de equipo y la familia. Si bien la historia carece de profundidad y la dirección se centra más en la acción que en el desarrollo de personajes, la película es un disfrute visual y auditivo que, sin duda, satisfará a los fans de la franquicia. No es una obra maestra cinematográfica, pero tampoco es una decepción total, ofreciendo un final que, aunque predecible, deja la puerta abierta a futuras entregas.
Nota: 6/10