Fast & Furious: Hobbs & Shaw (2019)

“Fast & Furious: Hobbs & Shaw” es, en esencia, una distensión deliberada del universo de la saga. No se trata de una reinvención, ni siquiera de una expansión significativa, sino de un ejercicio de nostalgia con un toque de acción desenfrenada. El regreso de Luke Hobbs y Shaw es un placer para aquellos que disfrutaron de sus interacciones iniciales en “Fast & Furious 6”, pero la película, dirigida por David Leitch, carece de la chispa creativa que caracterizó a sus predecesoras. Leitch, sin embargo, demuestra su maestría en las escenas de acción, logrando algunos momentos visualmente impactantes y coreografías espectaculares que justifican, en parte, la trama superficial.

La premisa, la amenaza de Brixton, un terrorista cibergenéticamente mejorado, se siente derivada de elementos ya explorados en la franquicia. La idea de un villano con poderes y un pasado misterioso, aunque simple, podría haber sido manejada con mayor originalidad. El guion, escrito por Chris Morgan, es predominantemente funcional, centrado en la acción y en el desarrollo de la dinámica entre Hobbs y Shaw. La relación entre los dos personajes, que es la base de la película, funciona bien, gracias en gran parte a las sólidas actuaciones de Dwayne Johnson y Jason Statham. Ambos interpretan a sus personajes con el carisma y la actitud impertinente que los han convertido en iconos. Johnson, en particular, disfruta de su papel de “tipo duro” y añade momentos cómicos que alivian la tensión. Statham, por su parte, aporta la seriedad y la fuerza necesarias para el rol de Shaw.

La película se beneficia de un apartado técnico impecable. La dirección de acción de Leitch es, una vez más, impresionante, con secuencias de persecución elaboradas y explosiones deslumbrantes. La fotografía es vibrante y dinámica, lo que contribuye a la sensación de adrenalina. El diseño de producción es adecuado para el tono de la película, creando un entorno futurista y distópico que se integra con las escenas de acción. Sin embargo, la sobreexplotación de los efectos especiales y la recurrencia de ciertos clichés cinematográficos (la escena del coche que se lanza por el techo, la explosión masiva al final, etc.) terminan por restar valor a la experiencia. La banda sonora, por su parte, es potente y enérgica, pero se siente como un adorno más que como un elemento narrativo significativo.

A pesar de sus deficiencias, “Fast & Furious: Hobbs & Shaw” ofrece un entretenimiento decente, especialmente para aquellos que buscan una película de acción sin pretensiones. No es una obra maestra, ni siquiera un clásico, pero es un refugio de acción rápido y visualmente estimulante. La película, en última instancia, se limita a ser lo que promete: una historia de superhéroes de Hollywood, donde la acción y el espectáculo son lo primordial. Se deja ver, pero no deja una impresión duradera. Es un buen rato, pero no más allá.

Nota: 6/10