Felicità (2020)

“Felicità” es una incursión cinematográfica sorprendentemente singular, una película que se aferra a lo peculiar y lo surrealista para narrar la historia de Tommy, un niño de 11 años que vive una vida dislocada y caótica en constante movimiento con sus padres, ambos personajes profundamente problemáticos. La película no se esfuerza por ser un drama convencional; más bien, construye una atmósfera de inestabilidad existencial, donde la realidad se desdibuja y los eventos bizarros se suceden de forma aparentemente aleatoria. La dirección de Daniel Di Leo es, sin duda, el corazón palpitante de la película, y su capacidad para manejar la incomodidad visual y emocional es admirable. Di Leo se abstiene de soluciones fáciles y se sumerge en la ambigüedad, presentando situaciones que a menudo desafían la interpretación y dejan al espectador cuestionando la veracidad de lo que está presenciando. La estética visual, con colores saturados y composiciones deliberadamente extrañas, refuerza este efecto de desorientación, creando una experiencia cinematográfica visualmente rica y perturbadora.

El reparto, liderado por el joven Jasper Flores, que ofrece una interpretación magistral, es extraordinario. Jasper Flores no solo encarna la inocencia y la vulnerabilidad de Tommy, sino que también logra transmitir la desconfianza y la incertidumbre del niño ante la constante inestabilidad de su entorno familiar. Las actuaciones de los padres, interpretados por el siempre efectivo Bruno Todeschini y Alinea Hernandez, son particularmente impactantes. Evitan el melodrama barato, optando por una naturalidad inquietante que revela las profundas heridas emocionales que los consumen. Su comportamiento, aunque a menudo absurdo, se siente inquietantemente crudo y realista, lo que añade una capa de complejidad a sus personajes. La dinámica entre Tommy y sus padres es la pieza central de la narrativa y se desarrolla con una autenticidad que rara vez se ve en el cine familiar.

En cuanto al guion, “Felicità” no pretende ofrecer respuestas fáciles. Se centra más en la exploración de las consecuencias del trauma, la dificultad de establecer vínculos emocionales sólidos y la búsqueda de la normalidad en un mundo anómalo. La escritura es deliberadamente fragmentada y no lineal, reflejando la confusión mental de Tommy y la desintegración de su familia. A pesar de su naturaleza fragmentada, el guion logra establecer un tono emocionalmente resonante y ofrece momentos de genuino humor negro, que sirven para contrarrestar la atmósfera general de desesperación. Sin embargo, algunos espectadores podrían encontrar el ritmo lento y la falta de claridad narrativa frustrante. La película no es una opción para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica convencional o con un final claro; en cambio, es un experimento narrativo que invita a la reflexión y a la interpretación personal. El guion, aunque a veces desconcertante, logra transmitir un mensaje poderoso sobre la importancia del amor y la conexión, incluso en las circunstancias más adversas.

En definitiva, “Felicità” es una película provocadora e inolvidable, una obra que se ancla en la memoria por su originalidad, su atmósfera perturbadora y sus actuaciones conmovedoras. No es una película fácil de ver, pero su impacto emocional y su capacidad para generar debate la convierten en una experiencia cinematográfica única. Es una película que se debate en la mente mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 7/10