Fido (2006)

“Fido” es, sin duda, una de esas películas que te deja con una mezcla de confusión y desconcierto, y precisamente esa ambivalencia es lo que la hace tan memorable. Dirigida por Ira Sachs, y estrenada en 2003, la película no se adhiere a las convenciones del terror zombie, sino que utiliza el género como un prisma para explorar temas complejos como la alienación, la familia y la desesperación en un mundo en declive.

La película nos presenta a la familia Robinson, encabezada por el padre, un hombre atormentado por la pérdida y la mediocridad. Su vida se complica cuando su hijo, Timmy, entra en contacto con Fido, un zombie doméstico aparentemente normal, resultado de un experimento de la empresa ZomCom. Sachs no intenta ofrecer soluciones fáciles ni explica la lógica detrás de esta situación. En lugar de ello, se centra en la dinámica familiar que surge a partir de esta extraña convivencia. La película observa cómo la llegada de Fido, un ser que no pertenece al mundo real, actúa como un catalizador para desenterrar las tensiones y las heridas emocionales de la familia. El padre, interpretado magistralmente por Peter Sarsgaard, experimenta una extraña atracción hacia Fido, un reflejo de su propio deseo de ser aceptado y amado, aunque este vínculo sea macabro.

Las actuaciones son sólidas en todo el reparto, pero Sarsgaard realmente destaca. Su interpretación es sutil y profundamente conmovedora, transmitiendo la desesperación y la soledad del personaje de una manera palpable. La química entre Sarsgaard y la joven protagonista, Liesel Matthews, como Timmy, es genuina y crea una dinámica familiar creíble, incluso en las circunstancias más absurdas. Sin embargo, la película no siempre alcanza el ritmo que requiere para sostener la carga narrativa. Algunos momentos se sienten lentos y la dirección se echa de menos más recursos visuales para ayudar a la inmersión. El guion, aunque inteligente y bien intencionado, presenta algunos diálogos forzados y ciertas decisiones narrativas que podrían haber sido manejadas de forma más orgánica.

A pesar de sus defectos, “Fido” es una película que invita a la reflexión. Es una crítica implícita a la sociedad moderna y a su obsesión por el control y la domesticación. El uso del zombie como metáfora es efectivo, y la película plantea preguntas importantes sobre la naturaleza de la conexión humana, la responsabilidad y la definición de la normalidad. No es un terror zombie convencional, sino más bien una perturbadora y original alegoría. Al final, la película te obliga a cuestionarte tus propias ideas sobre lo que significa ser familiar, lo que significa ser humano y, quizás, lo que realmente importa.

Nota: 7/10