Fievel y el nuevo mundo (1986)

“Fievel y el nuevo mundo” es, en muchos sentidos, una nostalgia visualmente deslumbrante que evoca la magia del dibujo animado clásico de Disney, pero que, lamentablemente, no logra alcanzar la profundidad emocional que su premisa sugiere. La película, dirigida por Wolfgang Reitherman, presenta una estética innegablemente atractiva, un auténtico homenaje al “Fantasia” y a “Blancanieves y los siete enanitos”, con una paleta de colores vibrante y escenarios ricamente detallados que transportan al espectador a una versión caricaturizada y optimista de Nueva York a principios del siglo XX. Se siente el pulso de los grandes clásicos animados, pero, por desgracia, esto también se convierte en su debilidad.

La historia, centrada en la búsqueda de Fievel por parte de su familia, es sencilla pero efectiva, proporcionando una base sólida para la acción. La idea de la inmigración y la promesa de una vida mejor son temas universales que resuenan, y el desarrollo del personaje principal, Fievel, es interesante. Su valentía, su ingenuidad y su determinación para encontrar a su familia son genuinamente atractivos. Sin embargo, el guion, escrito por el legendario Joe Morgenstern, a menudo cae en clichés y en una serie de situaciones predecibles que alejan la película del impacto emocional deseado. El ritmo es irregular; hay momentos de pura comedia que funcionan de maravilla, como la interacción con la familia Mouse o la persecución del doctor científico, pero también hay secciones que se arrastran sin aportar valor significativo a la narrativa.

Las actuaciones de voz son impecables. Chris Cuomo como Fievel transmite la inocencia y la vulnerabilidad del personaje de manera convincente. Maurice LaMarche, en el papel de Mopsy, Milton y Marcel, ofrece un toque cómico excelente, aunque a veces su caracterización se siente un poco caricaturesca. Ilona Sandahl como Pa Pa, la abuela de Fievel, aporta matices y sabiduría al personaje, y la banda sonora, compuesta por Richard M. Sherman y Robert Lopez, es melodiosa y evocadora, aunque algunos temas son un poco repetitivos. El trabajo de la voz en off y la creación de los personajes secundarios, como el doctor científico, son elementos clave que contribuyen a la atmósfera particular de la película.

En resumen, “Fievel y el nuevo mundo” es un producto visualmente rico y entretenido, con momentos brillantes y un mensaje positivo sobre la perseverancia y la familia. No obstante, su guion predecible y su ritmo irregular impiden que alcance el nivel de grandeza que su origen y potencial merecen. Es una película que seguro que disfrutará el público más joven, pero que, para los amantes del cine clásico de animación, puede resultar un poco decepcionante. La película ofrece un entretenimiento ligero y familiar, pero carece de la profundidad narrativa y emocional que se esperarían de una historia con semejante trasfondo.

Nota: 6.5/10