Fighting, puños de asfalto (2009)

“Fighting, puños de asfalto” (Fighting) es una película que, a pesar de carecer de la brillantez de otras entregas del género, ofrece un entretenimiento decente y una interesante reflexión sobre la búsqueda de la identidad y la redención. La trama, aunque previsible, se centra en la historia de Shawn MacArthur (Channing Tatum), un joven que, tras una caída en desgracia, encuentra una inesperada oportunidad en el despiadado mundo del boxeo callejero de Nueva York. La película no reinventa la rueda, pero sí se beneficia de la química entre Tatum y Terrence Howard, cuya interpretación de Harvey Boarden, el mentor cínico y pragmático, es el corazón palpitante de la historia. Howard no es simplemente un villano caricaturesco; su Harvey es un hombre marcado por sus experiencias, que observa con desapego la autodestrucción de Shawn, sabiendo que la ambición, a menudo, tiene un precio muy alto.

La dirección de Steven Loach es funcional, enfocándose en la creación de una atmósfera densa y sombría, que refleja la moralidad desmoronada de los personajes y el entorno en el que se mueven. Las escenas de pelea son coreografiadas con una intensidad que logra generar tensión, aunque, en ocasiones, dependen demasiado de la acción rápida y espectaculares, sacrificando el realismo por el impacto visual. Loach sabe transmitir la brutalidad del boxeo de las calles, mostrando no solo los golpes, sino también las cicatrices físicas y emocionales que dejan sus huellas en los luchadores.

El guion, escrito por Robert Chartoff y Stephen Engel, no alcanza la complejidad que podría haberle dado mayor profundidad. La historia avanza a un ritmo constante, sin pausas dramáticas significativas, y algunos diálogos resultan un poco forzados. Sin embargo, el planteamiento central –un individuo sin nada que perder buscando una oportunidad y descubriendo que, a veces, el camino hacia la redención está pavimentado con violencia– es intrigante. La película, al final, explora la idea de que las circunstancias, en lugar de definirnos, nos impulsan a tomar decisiones que, a menudo, nos alejan de aquello en lo que realmente anhelamos.

Channing Tatum demuestra una vez más su versatilidad como actor, mostrando tanto la vulnerabilidad de un hombre desesperado como la determinación de un luchador que aprende a dominar su instinto. Su actuación es convincente y contribuye significativamente al atractivo de la película. La película también ofrece un buen papel a Terrence Howard, quien aporta matices a un personaje que podría haber sido plano. La banda sonora, aunque discreta, complementa adecuadamente la atmósfera oscura y cruda de la película, reforzando la sensación de desamparo y peligro constante.

Nota: 6.5/10