Fish Tank (2009)

‘Fish Tank’ (El Balcón) es una película que, a pesar de su título evocador y un cierto aire de misterio inicial, es, en esencia, un retrato visceral y desolador de la adolescencia, la comunicación fallida y el dolor sordo que reside en las relaciones familiares. Dirigida por Andrea Arnold, la película se presenta como un microcosmos de frustración y aislamiento, donde la incomunicación es el principal antagonista.

La película se centra en Mia (Keeley Jones), una adolescente de quince años que se encuentra en una espiral descendente tras descubrir la relación de su madre con un hombre. La historia no se presenta con grandilocuencias ni melodramas baratos. En cambio, Arnold opta por la crudeza y la ambigüedad, mostrando a Mia como una joven desbordada por sus propias emociones y desconfiada de todo el mundo que la rodea. La película no busca juzgar a sus personajes; simplemente, los observa mientras se desangran emocionalmente. La dirección de Arnold es magistral en este aspecto, utilizando tomas largas y un lenguaje visual sencillo pero efectivo para sumergir al espectador en la mente caótica de Mia. Los planos son casi documentalmente honestos, capturando la incomodidad y el desconcierto que reina en cada interacción.

Keeley Jones ofrece una interpretación sobresaliente como Mia. Su actuación es excepcionalmente natural y honesta, transmitiendo con total convicción la confusión, la ira, la frustración y el miedo que la consumen. No se trata de una actuación grandilocuente, sino de una representación sutil pero poderosa de una adolescente que se siente invisible y completamente sola. La interpretación de Molly Parker como la madre, Chrissie, es igualmente impactante. Parker consigue retratar a una mujer que, lejos de ser una villana, se presenta como una persona compleja, marcada por sus propias heridas y, posiblemente, incapaz de conectar verdaderamente con su hija. El resto del elenco, aunque con papeles secundarios, contribuyen con actuaciones memorables y complementan a la perfección la atmósfera general de la película.

El guion, escrito por Andrea Arnold y Dexter Harwood, es un ejemplo de economía narrativa. La película se desarrolla casi exclusivamente en el espacio confinado de la casa familiar, creando una sensación claustrofóbica que refleja la situación emocional de Mia. La historia se cuenta a través de diálogos fragmentados, miradas significativas y momentos de silencio cargados de tensión. La película evita simplismos y ofrece una visión matizada de las relaciones familiares, mostrando la complejidad de los vínculos y la dificultad de la comunicación. Es una película que te hace reflexionar sobre la importancia de la escucha y la empatía, y sobre la fragilidad de las relaciones humanas. Es una obra perturbadora, pero esencialmente honesta.

Nota: 8.5/10