F.I.S.T. - Símbolo de fuerza (1978)

“F.I.S.T. – Símbolo de fuerza” es un relato sobre la lucha por los derechos laborales, pero que, a pesar de su premisa interesante y la presencia carismática de Sylvester Stallone, no logra alcanzar la profundidad y el impacto que se esperaba de una película con tal temática. La historia nos presenta a Johny Kovak, un hombre trabajador y aparentemente íntegro que se ve arrastrado a un submundo criminal para defender a sus compañeros. Stallone, como siempre, ofrece una actuación sólida y convincente, transmitiendo la frustración y la desesperación de un hombre que se ve obligado a tomar decisiones morales cuestionables. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de su experiencia en el cine de acción, y en ocasiones, ese enfoque prefiere la espectacularidad a la construcción de personajes complejos.

La dirección de Richard Donner, aunque competente, carece de la audacia y el ingenio que se observan en algunas de sus películas anteriores. El ritmo es irregular, alternando momentos de acción frenética con largas exposiciones que, aunque necesarias para contextualizar la trama, ralentizan el desarrollo de la historia. Donner, en lugar de profundizar en las motivaciones y las consecuencias de las decisiones de Johny, opta por mostrar las explosiones y los enfrentamientos violentos, priorizando el espectáculo visual sobre la introspección del protagonista. Además, la película se adscribe a una narrativa bastante convencional de “el héroe roto”, un tropo que, aunque no es intrínsecamente malo, no está precisamente libre de clichés.

El guion, escrito por varios autores, es la debilidad principal de la película. Las escenas de violencia, si bien efectivas, a menudo parecen gratuitas y desvinculadas de la lógica interna de la trama. La relación entre Johny y sus antiguos aliados del crimen organizado, personificados por actores como Alan Pauly y Robert Loggia, carece de la química y la complejidad necesarias para que su alianza sea creíble. Si bien se intenta mostrar el deterioro moral de Johny, la película no explora suficientemente el peso de sus acciones y la pérdida de sus principios. La trama, en general, es predecible y, a pesar del contexto de la época, carece de un giro o revelación que sorprenda al espectador.

A pesar de sus fallas, "F.I.S.T." ofrece momentos de entretenimiento y sirve como un recordatorio de la lucha por la justicia social. La fotografía, con una paleta de colores que refleja la dureza de la época y la oscuridad de los entornos laborales, es efectiva. Y el tema central – la vulnerabilidad de los trabajadores y la corrupción de las grandes corporaciones – sigue siendo pertinente. Sin embargo, la película, en última instancia, se queda a medio camino, ofreciendo una experiencia visualmente agradable pero emocionalmente distante. Se podría haber sido mucho más que un simple entretenimiento de acción con toques de drama social.

Nota: 6/10