Flash (2023)

“Flash” es una película que se atreve a desafiar las expectativas, no solo del público en general, sino también de los fanáticos del universo DC. Ezra Miller encarna a un Barry Allen profundamente afectado y, para ser honesto, terriblemente desorientado. El cambio forzado al presente, tras un intento fallido de salvar a su familia, lo convierte en un hombre atrapado en una realidad asombrosa y, a la vez, desconcertante. La película no se limita a presentar una anomalía temporal; explora las consecuencias devastadoras que este evento tiene en su psique y en su sentido de la responsabilidad. La dirección de Andy Muschietti logra crear una atmósfera de urgencia constante, aprovechando al máximo las escenas de acción que, sí, son espectaculares, pero que se integran perfectamente en la narrativa de crisis existencial que la película propone.

El guion se beneficia enormemente de la ambigüedad que rodea la situación de Barry. No se centra en la grandilocuencia heroica típica del género, sino en la lucha personal y el dilema moral que se presenta ante él. La película profundiza en la idea del “sacrificio máximo” de una manera que pocos filmes de superhéroes han logrado antes. La amenaza del General Zod, aunque presente, se siente como un catalizador, no como el objetivo principal. La película busca preguntarse si el precio del restablecimiento del universo justifica la pérdida de un individuo y su propio futuro. Esta exploración filosófica, combinada con el suspense constante, mantiene al espectador enganchado y reflexionado.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Ezra Miller entrega una interpretación comprometida, mostrando la vulnerabilidad y el dolor de un hombre que ha perdido todo y se debate entre la desesperación y la necesidad de hacer lo correcto. Michael Keaton, en su regreso al papel de Batman, aporta una presencia imponente y un toque de humor negro que, aunque puntual, es crucial para equilibrar la oscuridad general de la película. La galería de secundarios también cumple bien su función, aunque algunos personajes se perciben como algo caricaturescos en comparación con la profundidad del resto de la producción.

No obstante, “Flash” no está exenta de fallos. La estructura narrativa, a veces, se siente algo apresurada, lo que afecta el desarrollo de algunos personajes secundarios y la justificación de ciertas decisiones. Además, la abundancia de alteraciones temporales puede resultar confusa para el espectador que no está familiarizado con el lore del universo DC. Sin embargo, estos pequeños defectos no restan mérito a una película que, en última instancia, es un experimento audaz y refrescante dentro del género. “Flash” no intenta ser la película de superhéroes más espectacular que jamás haya existido, sino una historia humana sobre la pérdida, la responsabilidad y el coraje de enfrentar el futuro, incluso si ese futuro ya no existe.

Nota: 7/10