“Flipped” es una película que se aferra a la sencillez como un faro en la oscuridad, una historia de amor infantil y adolescencia que, en lugar de buscar grandilocuencia, se deleita en la honestidad emocional y en la observación detallada de dos niños que aprenden a ver el mundo – y a verse el uno al otro – desde perspectivas diametralmente opuestas. Dirigida por Richard Parent, la película no busca la originalidad narrativa, sino que construye un relato reconfortante y, a su vez, sorprendentemente conmovedor, basado en la experiencia real de la escritora K.L. Lerner y su hijo.
La dirección de Parent es deliberadamente precisa y calmada, evitando el melodrama y la exageración. La película se centra en la inmediatez de las emociones infantiles, utilizando una fotografía naturalista y un estilo visual que recuerda a las películas de los años 50, pero con una sensibilidad moderna. La banda sonora, sutil pero efectiva, acompaña sin intrusionar, creando una atmósfera que envuelve al espectador y refuerza la sensación de nostalgia. Es una elección estética que funciona excepcionalmente bien, aportando autenticidad y subrayando el espíritu de la época.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Ryan Gosling y Anna Kendrick, quienes interpretan a los padres de Juli y Bryce respectivamente, ofrecen interpretaciones particularmente buenas, evitando el cliché del romance entre padres e hijos. Sin embargo, la verdadera magia reside en la química entre los dos jóvenes protagonistas. Colin Farrell y Madeline Zima, como Juli y Bryce, logran transmitir la complejidad de sus emociones con una vulnerabilidad y una sinceridad que resultan impactantes. La evolución de su relación, desde la inicial hostilidad y el rechazo hasta la comprensión y la aceptación, se maneja con gran maestría, mostrando la lentitud y la dificultad de superar los prejuicios y las percepciones iniciales.
El guion, adaptado de la novela homónima, es inteligente y sutil. Evita las trampas del melodrama y se centra en la exploración de la percepción subjetiva. La película explora la idea de que la vista cambia según el punto de vista, tanto literal como figurado. La trama no es compleja, pero sí reflexiva. La película se preocupa por la construcción de personajes, por mostrar cómo las experiencias y las vivencias moldean la forma en que percibimos el mundo y a las personas que nos rodean. La narrativa no busca respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre la importancia de la empatía, la comprensión y la apertura a nuevas perspectivas. Es una película que celebra la belleza de la conexión humana, no a través de gestos grandiosos, sino a través de pequeños momentos de conexión y entendimiento.
En definitiva, “Flipped” es una película honesta, emotiva y reconfortante. No es una obra maestra cinematográfica en el sentido tradicional, pero sí una película que vale la pena ver. Es una historia simple, pero profunda, que nos recuerda la importancia de mirar el mundo con ojos nuevos y de estar dispuestos a ver más allá de las primeras impresiones. Una película que, después de todo, nos devuelve a la infancia y nos hace recordar lo sencillo pero esencial de amar.
Nota: 8/10