Fracture (2007)

“Fracture” es una película que, a primera vista, parece sencilla en su premisa: un joven fiscal se enfrenta al hombre que asesinó a su esposa. Sin embargo, la dirección de Sam Raimi, conocida por su dominio del suspense y el terror, le da una dimensión inesperada y perturbadora, elevando la película por encima de un mero thriller criminal. Raimi no se limita a presentar el caso; construye una atmósfera opresiva, llena de ambigüedad moral y una sensación constante de que algo siniestro se esconde bajo la superficie.

La película se centra en Willy Beachum, interpretado magistralmente por Aaron Eckhart. Eckhart logra transmitir la frustración, el idealismo y la creciente paranoia de Willy a medida que el caso se complica. Su interpretación es sutil pero potente, mostrando el impacto del caso en su psique y en su moralidad. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la actuación de Mads Mikkelsen como Ted Crawford. Mikkelsen ofrece una actuación increíblemente matizada; Crawford no es simplemente un monstruo despiadado, sino un hombre atormentado, complejo y profundamente perturbador. Su mirada, sus gestos, todo emana una calma inquietante que lo hace aún más amenazante. La dinámica entre ambos personajes, un choque de ideologías y perspectivas, es el corazón de la película y lo que la hace realmente interesante.

El guion, adaptado de la novela de Kazuo Ishiguro, es donde reside la mayor fortaleza de "Fracture". La trama se teje con una precisión quirúrgica, revelando pistas de forma gradual y a veces contradictoria. La novela es conocida por su juego con la percepción del tiempo y la memoria, y Raimi captura con éxito esa esencia en la película. La historia se siente a veces como un laberinto mental, desafiando al espectador a cuestionar lo que es real y lo que es producto de la mente de Willy. Las escenas de flashback, meticulosamente coreografiadas, son particularmente efectivas para aumentar la tensión y la confusión. La película no se asienta en respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas difíciles sobre la justicia, la moralidad y el precio de la ambición.

Aunque la película es, en gran medida, absorbente y bien construida, podría argumentarse que el ritmo, en ciertos momentos, se ralentiza un poco, especialmente en la segunda mitad. Además, algunos de los giros argumentales, aunque intrigantes, podrían resultar forzados para algunos espectadores. No obstante, estos pequeños defectos son fácilmente perdonados gracias a la dirección impecable, las actuaciones sólidas y la temática reflexiva que la película plantea. "Fracture" es una película que te obliga a pensar, te mantiene al borde del asiento y te deja con un sabor agridulce de incertidumbre. Es un thriller psicológico inteligente y perturbador que se aleja de los clichés del género criminal.

Nota: 7.5/10