Francisco de Asís (1961)

“Francisco de Asís” (1982), dirigida por Giuliano Montaldo, no es una biografía académica ni un hagiografía encomiástica. Más bien, es una película visceral y profundamente emotiva que, a pesar de sus limitaciones técnicas, logra capturar la esencia del carisma y la entrega radical de San Francisco, convirtiéndolo en un personaje sorprendentemente humano y palpable. Montaldo se distancia de la visión tradicionalmente idealizada del santo, optando por una reconstrucción histórica que se centra en los años finales de su vida, enfocándose en la gradual transformación de Francisco de un joven privilegiado a un ermitaño comprometido con la justicia social y la compasión.

La película se distingue, en primer lugar, por su dirección de arte y su atmósfera. La película, ambientada en el contexto de la España medieval, está ricamente detallada en sus vestuario, decorados y escenografía. La fotografía, aunque con el aspecto propio de la época, logra transmitir la cruda realidad del siglo XIII, con sus tormentas, sus paisajes agrestes y las condiciones precarias en las que vivían los pobres. Esta ambientación no es meramente decorativa; sirve para subrayar la pobreza voluntaria que Francisco eligió como camino hacia Dios. El uso del color es deliberado, con predominio del marrón y el ocre que refuerzan esta sensación de austeridad y desapego.

La interpretación de Franco Nero como Francisco es, quizás, la fortaleza indiscutible de la película. Nero no se limita a interpretar al personaje; lo *vive*. Su actuación transmite la evolución de un joven engreído y ambicioso a un hombre consumido por la vocación. Su mirada, a menudo intensa y melancólica, transmite la lucha interna entre el deseo de complacer a su padre y el llamado de Dios. El actor logra con éxito la vulnerabilidad y la fortaleza del personaje, mostrando sus dudas, sus momentos de desesperación y su inquebrantable fe. La química entre Nero y la actriz que interpreta a su padre, Marco Visconti, es particularmente convincente, mostrando una relación tensa pero llena de amor filial.

Si bien la película posee una gran solidez en cuanto a su interpretación y su atmósfera, el guion, a veces, se siente un tanto simplificado y narrativamente lineal. Se podrían haber explorado más a fondo los conflictos sociales y políticos de la época, así como las motivaciones de los enemigos de Francisco. Algunas escenas, en particular aquellas relacionadas con la persecución religiosa y la defensa de los oprimidos, se ven un poco apresuradas. Sin embargo, esta carencia se compensa con la intensidad emocional de la historia y el poder simbólico del personaje.

“Francisco de Asís” es una película que, más allá de ser una biografía, es una reflexión sobre la fe, la compasión y el impacto que una persona puede tener en el mundo. No es una obra maestra del cine, pero sí una película memorable, que invita a la reflexión y que, quizás, nos recuerde el valor de una vida dedicada al servicio de los demás. Es una película que, con el paso del tiempo, puede ganar en relevancia.

Nota: 7/10