Frank (2014)

“Frank” de David Lowery es, en su esencia, una película que se queda atrapada entre la promesa de una experiencia surrealista y la dificultad de traducir esa promesa a la pantalla. La película, ambientada en las extensas y melancólicas llanuras de Texas, narra la relación entre Jon, un joven músico frustrado, y el enigmático Frank y su compañera Clara, integrantes de un colectivo musical etéreo y a menudo caótico. La película se presenta como una musa, una influencia, pero su naturaleza evades la total comprensión, dejando al espectador con más preguntas que respuestas.

David Lowery despliega una dirección visual notablemente contemplativa. La fotografía de Stephen Goldshaw es, sin duda, el corazón de la película. La paleta de colores desaturada y la luz dorada, especialmente durante las escenas nocturnas, contribuyen a crear una atmósfera opresiva y onírica. Lowery se centra en el movimiento, la cámara lenta y las composiciones visuales inmersivas, obligando al espectador a ser un observador pasivo dentro de la mente de Frank. Sin embargo, esta estrategia, aunque efectiva en ocasiones, puede llegar a sentirse excesiva, ralentizando el ritmo de la película y diluyendo la tensión que podría haberse construido de manera más sutil. Es una dirección que valora el gesto, la imagen, pero a veces le falta el pulso.

La actuación de Joey Garthwaite como Frank es, posiblemente, el punto más fuerte de la película. Logra transmitir una complejidad emocional palpable, una mezcla de vulnerabilidad, genialidad y una profunda melancolía. Su Frank no es un líder carismático ni un gurú, sino un individuo atormentado, incapaz de conectar realmente con los demás, un hombre que se refugia en la creación artística como un escape. La química entre Garthwaite y Johanna Ray como Clara es igualmente interesante; Ray aporta una fuerza y una independencia a su personaje que contrasta con la fragilidad de Frank, generando una dinámica de poder y atracción compleja. El resto del elenco, aunque competente, no logran destacar de manera significativa.

El guion es donde la película más consistentemente decepciona. Si bien las conversaciones entre los personajes son lúcidas y reveladoras sobre la naturaleza del arte, la inspiración y la pérdida, el desarrollo de la trama es torpe y confuso. Las pistas se arrojan al espectador sin una explicación clara, y los motivos de los personajes a menudo se quedan en el ámbito de la especulación. La película se apoya en la ambigüedad, pero la ambigüedad se vuelve, en última instancia, una forma de evasión. Se insinúa un drama de relaciones, una posible manipulación, pero se evita darles una resolución satisfactoria, dejando al público con una sensación de incompletud. El film parece querer explorar un territorio inexplorado, pero se pierde en el proceso.

En definitiva, “Frank” es una experiencia cinematográfica innegablemente interesante, pero también frustrante. Es una película que se disfruta más por su atmósfera evocadora y las actuaciones sólidas que por su trama sólida. Es una obra que provoca reflexiones, pero que carece de un propósito claro. Si buscas una película que te haga pensar, te desafíe y te deje con la boca abierta, “Frank” podría ser la elección adecuada, siempre y cuando estés dispuesto a aceptar su misterio sin intentar darle una explicación definitiva.

Nota: 6/10