Freeheld, Un Amor Incondicional (2015)

“Freeheld, Un Amor Incondicional” es un relato conmovedor, construido sobre una piedra angular de justicia social y un corazón palpitante. La película, dirigida por Richard Glatzer y Cary Joji Fukunaga, no se limita a contar una historia de amor; se convierte en un alegato visceral contra la discriminación y una oda a la perseverancia humana. La película se centra en la lucha de Laurel Hester (Julianne Moore), una policía condecorada, y Stacie Andrée (Ellen Page), su pareja de hecho, después de que Laurel recibe un diagnóstico de cáncer terminal. Lo que se presenta inicialmente como un simple intento de asegurar un beneficio post-mortem se transforma rápidamente en un enfrentamiento monumental contra un sistema burocrático y profundamente arraigado en prejuicios.

La dirección es magistral en su sencillez. Glatzer y Fukunaga evitan el melodrama excesivo, optando por un estilo realista y directo que permite que la historia respire. No hay grandes artificios visuales; la película se sustenta en la autenticidad de las emociones y en la fidelidad al relato real. La fotografía es discreta pero efectiva, subrayando la fragilidad de Laurel y la fuerza de su vínculo con Stacie. Se nota la cuidadosa selección de los espacios, la luz y el color, para generar una atmósfera de intimidad y, a la vez, de tensión cuando se enfrenta la realidad del diagnóstico y la batalla legal.

Las actuaciones son, sin duda, el punto fuerte de la película. Julianne Moore ofrece una interpretación impecable, transmitiendo con delicadeza la fortaleza, la vulnerabilidad y la rabia contenida de Laurel. Su representación es sutil, no busca exageraciones, sino que se centra en los pequeños detalles que revelan la profundidad de su personaje. Ellen Page también brilla con una intensidad que contrasta y complementa a Moore. Su Stacie es inteligente, pragmática y, a pesar del dolor, posee una determinación admirable. La química entre las dos actrices es palpable y fundamental para el impacto emocional de la película. El resto del elenco, incluyendo Michael Shannon como el funcionario del condado, ofrece interpretaciones sólidas que ayudan a construir una representación realista de las personas involucradas en la lucha.

El guion, adaptado del libro "The Lucky Ones" de Brendan Mullen y Jeff Swirn, es el corazón de la película. Logra equilibrar la tragedia del diagnóstico con la necesidad de construir una narrativa legal y política convincente. La película no solo explora la relación entre Laurel y Stacie, sino que también introduce de manera inteligente los obstáculos que se presentan ante un sistema legal que no ha sido diseñado para reconocer relaciones homosexuales. La película no es solo sobre un amor, sino sobre la lucha por la igualdad y el reconocimiento, y el guion logra transmitir el peso de esta lucha sin caer en sermones ideológicos. La estructura narrativa, aunque lineal, permite que la tensión se acumule progresivamente, culminando en un clímax emocionalmente poderoso.

La película, a pesar de su tratamiento sobrio, tiene una resonancia que perdura mucho después de que terminan los créditos. "Freeheld" es un recordatorio urgente de la importancia de la empatía, la justicia y la necesidad de desafiar los prejuicios arraigados. Es un melodrama honesto y conmovedor, que no solo entretiene, sino que también inspira a la acción. Es una película que debe ser vista, discutida y, sobre todo, recordada.

Nota: 8.5/10