French Kiss (1995)

“French Kiss” es una comedia romántica que, a pesar de ser un clásico de los 90, merece un análisis que vaya más allá del simple disfrute superficial. La película, dirigida por Donald Peterman, ofrece un escape ligero y encantador al espectador, pero también revela ciertas limitaciones inherentes a su premisa. La trama, en su esencia, es predecible: una chica frustrada por el abandono de su novio, se sumerge en un viaje inesperado que la lleva a descubrir el amor y, paradójicamente, a la aventura.

El corazón de la película reside en la química entre Meg Ryan y Patrick Dempsey. Ryan, en su mejor momento, ofrece una interpretación de Kate Gilbert, la heroína convencional, llena de entrañabilidad y un toque de rebeldía. Su actuación es contagiosa y su vulnerabilidad, genuina. Dempsey, por su parte, interpreta a Charlie como un hombre encantador pero falto de profundidad, un cliché romántico que se completa afortunadamente con la personalidad de Kate. La relación entre ambos personajes es lo que mantiene la película flotando por encima de su trama sencilla. Sin embargo, la película podría haber profundizado en la ambivalencia de Charlie, mostrando un conflicto interno más palpable que simplemente su atracción por Juliette.

El giro inesperado que lleva a Kate a viajar a Francia, y su encuentro con Luc, interpretado por Christian Carino, aporta un elemento de comedia física y un desarrollo argumental interesante. La relación entre Meg Ryan y Carino, basada en la frustración inicial y la creciente conexión, es divertida y, sorprendentemente, efectiva. La dinámica de Kate, atrapada en una situación embarazosa y sin saber cómo salir de ella, crea un fuerte interés en el espectador. La comedia, aunque a veces un poco forzada, es parte integral del entretenimiento que ofrece la película.

Sin embargo, la película no está exenta de problemas. El guion, en general, es bastante superficial. La ambientación en Francia, aunque visualmente atractiva – la luz, los paisajes, la arquitectura parisina – se siente a veces como un recurso meramente decorativo, más para dar una sensación de glamour que para enriquecer la trama. La exploración de la cultura francesa se limita a clichés turísticos y a momentos cómicos relacionados con el choque cultural, y la película no se adentra realmente en la complejidad del país. La resolución de la trama, aunque satisfactoria, resulta un poco simplista y rápida.

En definitiva, “French Kiss” es una comedia romántica placentera, ideal para una noche de cine tranquila. No es una obra maestra cinematográfica, pero ofrece una buena dosis de romance, humor y visuales atractivos. Su valor reside principalmente en el encanto de sus protagonistas y en su capacidad para evocar, aunque sea por un rato, la ilusión de una escapada romántica a París.

Nota: 6.5/10