“Fuego”, la primera entrega de la ambiciosa trilogía de Mehta, no es una película fácil de digerir, pero su fuerza reside precisamente en su densidad y en la sutil pero palpable tensión que genera desde los primeros minutos. Más que un drama familiar convencional, es un estudio de poder, de roles y de las consecuencias devastadoras de una decisión aparentemente insignificante. La película se centra en la dinámica familiar de la familia Jain, encabezada por Ashok, un hombre atrapado entre sus responsabilidades y el creciente descontento de su esposa, Rahda. La llegada de Sita, la joven esposa de su cuñado, a la familia, es el detonante de una serie de eventos que revelan las profundas divisiones y los secretos que se esconden bajo la superficie de una aparente unidad.
La dirección de Mira Nair es, como es habitual en su obra, impecable. Logra mantener un ritmo pausado y deliberado, permitiendo que la cámara se sumerja en las miradas, las posturas y los silencios de sus personajes. Nair no recurre a la grandilocuencia ni al melodrama gratuito. Su enfoque se centra en la observación y en la exploración de las emociones subyacentes. El uso de la luz y la sombra es particularmente efectivo, creando una atmósfera opresiva y evocadora que refleja la angustia emocional de los personajes. La película, grabada en el interior de una casa en Rajasthan, se siente como una jaula, tanto física como metafórica, atrapando a la familia en una red de expectativas y tradiciones.
Las actuaciones son excepcionales, especialmente la de Shabana Azmi como Rahda. Su interpretación es magistral, transmitiendo con sutileza la frustración, el resentimiento y la desesperación de una mujer que se siente relegada y marginada. Ashok Kumar, en el papel de Ashok, ofrece un retrato ambivalente de un hombre que lucha por mantener su posición y su familia unida. Aunque su personaje no es necesariamente simpático, Nair lo presenta con una humanidad que evita el juicio simplista. La joven Sita, interpretada por Deepika Padukone, aporta una vitalidad y una inocencia que contrastan con la rigidez y las convenciones de la familia Jain. Su mirada, a menudo cargada de silenciosa rebeldía, es un elemento central de la película. La química entre las tres actrices es notable, intensificando las tensiones y el drama.
El guion, adaptado de un cuento de Rabindranath Tagore, es el corazón de la película. Explora temas universales como el deber, la tradición, la clase social y la opresión de género. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre el papel de la mujer en la sociedad y las consecuencias de la búsqueda del éxito a cualquier precio. La trama se desarrolla con un ingenio sutil, revelando gradualmente las motivaciones y los secretos de cada personaje. La narrativa no se basa en los clichés del melodrama, sino que se centra en la psicología de los personajes y en la construcción de un ambiente de tensión palpable. La ambigüedad moral de los personajes y la falta de un héroe claro contribuyen a la complejidad y el impacto de la película. “Fuego” es, en definitiva, una obra de arte cinematográfico que desafía al espectador a reflexionar sobre la naturaleza humana y las consecuencias de nuestras decisiones.
Nota: 8/10