Fuerza 7 (1979)

“Fuerza 7” (Force 7) es una película de acción explosiva que, a pesar de su premisa ya vista en la época, logra mantener un ritmo frenético y una atmósfera tensa que la convierten en una experiencia cinematográfica gratificante para los aficionados al género. Dirigida por Walter Hill, un maestro del cine de acción con un estilo inconfundible, la película se sumerge de lleno en un mundo de peleas coreografías impecables, persecuciones vertiginosas y un melodrama familiar que, paradójicamente, le da un toque de profundidad a la historia.

La dirección de Hill es el punto fuerte indiscutible de la película. Él sabe cómo crear escenas de acción que son a la vez espectaculares y visceralmente emocionantes. Las peleas no son solo una exhibición de fuerza bruta, sino coreografías elaboradas que se construyen a medida que avanzan, con golpes sorprendentes y movimientos inesperados. El uso del slow motion en los momentos clave realza el impacto de cada golpe y contribuye a la atmósfera de tensión constante. No es un espectáculo hollywoodiense en el sentido tradicional; Hill domina la puesta en escena y la coreografía, evitando la sobreexposición y manteniendo un equilibrio entre lo estilizado y lo realista.

El reparto es competente, pero la actuación de Lee Remick como la esposa del detective, una mujer devastada por la pérdida, se destaca. Su interpretación es sutil pero poderosa, transmitiendo la desesperación y el dolor de una manera que eleva la carga emocional de la historia. Aunque algunos de los personajes secundarios carecen de profundidad, Jason Robards como el jefe de policía, Don Russell, entrega una interpretación convincente como un hombre atormentado por sus errores del pasado. Sin embargo, la verdadera joya del film reside en la presencia de Jean-Claude Van Damme, quien ofrece una demostración impresionante de sus habilidades marciales, demostrando ser más que un simple “perdedor” de Hollywood.

El guion, adaptado de un libro de James Ellroy, es funcional pero no particularmente original. La trama de la búsqueda de un instructor de artes marciales para entrenar a los detectives y la posterior conexión con un asesino en serie es un cliché del género, pero Hill y el equipo de producción logran darle un toque fresco gracias a su estilo visual y a la intensidad de las escenas de acción. La evolución del personaje de Matt Logan, pasando de la indiferencia a la implacable venganza, es bien manejada y sirve como el motor principal de la historia. Sin embargo, la resolución del conflicto final, aunque satisfactoria, podría haber sido más ambigua, dejando un sabor más agridulce al final.

En definitiva, “Fuerza 7” es una película de acción sólida y entretenida que, a pesar de sus defectos, ofrece un espectáculo visualmente impactante y una buena dosis de adrenalina. Es un recordatorio de que Walter Hill era, y sigue siendo, un maestro en su campo, capaz de crear escenas de acción que se quedan grabadas en la memoria del espectador. Una película que si se aprecia con los ojos del cineasta, ofrece una experiencia singular.

Nota: 7.5/10