Fuerza bruta (2022)

“Fuerza bruta” no es solo una película de acción, es un estudio de personajes en un contexto implacable y visualmente impactante. Lee Je-hoon, en una actuación que define su carrera hasta ahora, encarna a Ma Seok-do, un policía de Seúl con métodos absolutamente despiadados, un hombre que ha construido su moralidad sobre la inacción y la justificación de sus actos. No es un héroe, ni siquiera un hombre bueno, sino un instrumento de justicia, aunque su propia definición de justicia sea profundamente cuestionable. La película no se limita a mostrarlo eliminando criminales; se sumerge en la psique de un hombre que ha aceptado la violencia como una herramienta necesaria, y la visión de su proceso de cambio, lento y doloroso, es uno de los logros más destacados de la película.

La dirección de Jang Hoon es magistral. Su manejo de la cámara y el ritmo son impecables. Hay momentos de tensión que te paralizan, donde el silencio y la anticipación son más efectivos que cualquier explosión o pelea coreografiada. La película se centra en los detalles, en los pequeños momentos de interacción que revelan la crueldad del mundo que Ma Seok-do habita. Los planos amplios, que muestran la belleza austera de Islandia, contrastan brutalmente con la violencia descontrolada que se desata en pantalla. La fotografía de Jung Ji-seong es espectacular, utilizando la luz y la sombra para intensificar la atmósfera opresiva y generar un clima de incertidumbre constante.

El guion, aunque a veces se adentra en territorios un tanto predecibles en cuanto a la trama principal, ofrece profundidad en lo que respecta a la exploración del personaje central. La película se presta a una reflexión sobre la naturaleza de la justicia, la venganza y el precio de la moralidad. No busca respuestas fáciles; más bien, plantea preguntas incómodas. El desarrollo de la relación entre Ma Seok-do y la detective islandesa, Hólm (Bae Doona), es particularmente interesante, aunque a veces resulta un tanto forzada. Sin embargo, la química entre los dos actores es innegable, y su interacción añade una capa de complejidad al relato.

Las escenas de acción, por su parte, son brutales y realistas. No se limitan a trucos y efectos especiales; se centran en el impacto físico y emocional de la violencia. Las peleas son coreografiadas con un rigor impresionante, transmitiendo la desesperación y el agotamiento de los protagonistas. La película evita glorificar la violencia, mostrándola como un acto de necesidad, de supervivencia, en un mundo donde la ley no es suficiente.

En definitiva, “Fuerza bruta” es una película intensa, perturbadora y visualmente deslumbrante. Es un thriller de acción con una carga moral que te obliga a cuestionar tus propias convicciones. No es un entretenimiento ligero, pero sí una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 8/10