Fuga suicida (1975)

“Fuga suicida” (Suicide Squad: Kill the Justice League) no es la reinvención del género de superhéroes que muchos esperaban, pero sí ofrece un espectáculo visualmente deslumbrante y una inmersión profunda en un universo de DC Comics que, aunque sea temporal, logra ser convincente. La película, dirigida por David Ayer, se aparta significativamente de los clichés habituales de los cómics adaptados al cine, ofreciendo una narrativa más compleja y un tono que recuerda, sorprendentemente, a los thrillers de espías de los años 80.

La película se centra en la intrincada trama de los “suicides”, un grupo de villanos de DC Comics que han sido encarcelados en la prisión Blackgate. La premisa inicial, impulsada por una extraña estafa, es un punto de partida interesante y, de hecho, el corazón del conflicto. La manipulación del abuelo de uno de los personajes, Jay Wagner (Robert Duvall), y su posterior incriminación, es un detonante que arrastra a un grupo de figuras marginales hacia un plan de escape desesperado. Ayer ha logrado crear una sensación de urgencia constante, aprovechando la claustrofobia de la prisión Blackgate y la desesperación de los personajes para construir una tensión palpable a lo largo de la película.

Las actuaciones son consistentemente sólidas. Ben Affleck, en el papel de Batman, regresa con una intensidad que ha faltado en algunas entregas previas. Su interpretación, a pesar de la carga emocional, es realista y convincente. Margot Robbie como Harley Quinn ofrece una de las mejores actuaciones del film, aportando un toque de humor negro y una vulnerabilidad sorprendente. Asimismo, Jared Leto como el Joker se aleja del arquetipo de la risa maníaca, explorando una faceta más oscura y perturbadora del personaje, aunque su arco argumental pueda resultar algo apresurado. Sin embargo, Robert Duvall, en su breve pero impactante rol, brilla con una elegancia tranquila y una profundidad emocional que elevan el nivel de la historia.

Ayer, como director, demuestra un dominio técnico notable. La cinematografía de Lawrence Sher es espectacular, con planos amplios que destacan la grandeza de Blackgate y un uso innovador del CGI que integra a los héroes y villanos de manera fluida y creíble. La banda sonora de Gustavo Santaolalla, con un ritmo pausado y oscuro, refuerza la atmósfera de suspense y peligro. El guion, aunque presenta algunos agujeros argumentales y momentos de ritmo irregular, se beneficia de una sólida estructura narrativa y de diálogos que, en su mayoría, son inteligentes y bien escritos. El trasfondo de los "suicides" y sus motivaciones, aunque explorados superficialmente, añaden una capa de complejidad a la trama, alejándola de la simple acción desatada que suele caracterizar a este tipo de producciones.

En definitiva, “Fuga suicida” es un esfuerzo ambicioso que, a pesar de sus imperfecciones, se erige como una de las adaptaciones de DC Comics más originales y visualmente impactantes de los últimos tiempos. Ofrece una experiencia cinematográfica rica en acción, suspense y personajes complejos, aunque el guion no llega a consolidarse como una obra maestra. Es una película que se disfruta con pasión, especialmente para los fans del universo DC y aquellos que aprecien un thriller de espías moderno.

Nota: 7/10