Funny Girl (1968)

‘Funny Girl’ no es simplemente una biografía de Fanny Brice, sino una celebración vibrante y a veces agridulce del espíritu indomable de una artista que luchó contra las adversidades para alcanzar la fama. Baz Luhrmann, en su incursión en el género musical, ofrece una experiencia cinematográfica que, a pesar de ciertas extravagancias visuales, logra capturar la esencia del glamour y la vulnerabilidad de esta figura icónica de la comedia y el vodevil de principios del siglo XX. La película se centra en el ascenso meteórico de Brice en el escenario del Follies, un trampolín que la catapultó a la fama, pero también puso a prueba su relación con Nick Arnstein, un músico y jugador profesional que representaba tanto su refugio como su tormento.

La dirección de Luhrmann es, en ocasiones, controvertida. Sus elecciones visuales, con movimientos de cámara frenéticos, zooms y una estética colorida y saturada, pueden resultar distractivos y sobrecargados para algunos espectadores. Sin embargo, creo que esta exuberancia estilística funciona para evocar la energía y el espectáculo del vodevil de la época. Luhrmann se centra en la intensidad emocional de la historia, en lugar de replicar fielmente los decorados o la ambientación. Esto le permite a la película tener una identidad propia, aunque no sea la más realista. La banda sonora, compuesta por Alan Menken y Michael Gore, es, sin duda, uno de los pilares del éxito de la película. Las canciones, de ritmo contagioso y letras memorables, no son solo acompañamiento musical, sino que forman parte integral de la narrativa y profundizan en las emociones de los personajes.

La actuación de Anne Hathaway como Fanny Brice es, sencillamente, magistral. Ella no solo posee una voz increíble, sino que también transmite la complejidad de este personaje: su ambición desmedida, su inseguridad, su humor ácido y su vulnerabilidad. Hathaway logra dar vida a Brice de una manera que es tanto encantadora como conmovedora. Hugh Jackman, por su parte, ofrece una interpretación sólida como Nick Arnstein, demostrando su talento para el musical. Su personaje, aunque algo plano en comparación con el de Fanny, aporta un contrapunto emocional a la historia. La química entre Hathaway y Jackman es palpable, lo que intensifica el drama personal de la película. No obstante, el guion, en ocasiones, se centra demasiado en la construcción de la fama de Brice, dejando un poco de lado la exploración de sus relaciones personales más allá de su matrimonio. El desarrollo del personaje de Arnstein, en particular, podría haber sido más profundo.

En definitiva, ‘Funny Girl’ es una película visualmente impactante y musicalmente brillante que celebra la vida y el legado de Fanny Brice. A pesar de algunas imperfecciones en el guion, la dirección audaz y las actuaciones excepcionales de Anne Hathaway y Hugh Jackman la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable. Es una película para dejarte llevar por el espectáculo, la música y la historia de una mujer que, a pesar de sus errores, se atrevió a soñar en grande y a perseguir su pasión con una determinación admirable.

Nota: 8/10