Furia de titanes (2010)

“Furia de Titanes” no es, en absoluto, una reinvención del mito de Perseo. Se trata de una reimaginación audaz y, en gran medida, exitosa, de una leyenda tan arraigada en la cultura occidental que a menudo se considera un canon. La película, dirigida por Joe Wright (conocido por su sensibilidad visual en "Orgullo y Prejuicio"), no busca competir con la grandilocuencia de las adaptaciones previas, sino ofrecer una versión más íntima, visceral y, sobre todo, humana de la historia del héroe y su madre, Danae. Wright se aleja deliberadamente del enfoque épico y bélico, optando por una narrativa centrada en la relación madre-hijo y en el viaje psicológico de Perseo.

La película se distingue, en primer lugar, por su dirección artística. El paisaje de la isla de Sérifos, filmada en el impresionante entorno natural de Grecia, es una joya visual. La fotografía de Linus Sandgren logra capturar la belleza agreste y la melancolía del lugar, que se convierte en un personaje más en la historia. La banda sonora, compuesta por Dario Marianelli, es exquisita: melancólica, evocadora y, en ocasiones, con toques de energía que acompañan los momentos de peligro. Pero la verdadera magia reside en la forma en que Wright utiliza la luz y la sombra para representar tanto la esperanza como la desesperación.

La actuación de Chris Hemsworth como Perseo es sorprendentemente sutil. Hemsworth, tradicionalmente conocido por su imagen de héroe de acción, ofrece una interpretación contenida, explorando la vulnerabilidad y la duda de un joven que se enfrenta a un destino trágico. No es un héroe perfecto, sino un joven atormentado que lucha por encontrar su lugar en el mundo. Alicia Vikander, como Danae, entrega una interpretación conmovedora, transmitiendo la desesperación, el miedo y la necesidad de proteger a su hijo con una intensidad palpable. La química entre los dos actores es el corazón de la película, y su interpretación conjunta es, sin duda, el punto fuerte de la producción.

El guion, adaptado de las obras de Apollodoro y Diodoro Sículo, se centra en la resolución de las pruebas que Perseo debe superar para finalmente matar a Medusa. La película no glorifica el combate, sino que las pruebas se presentan como un espejo de los miedos y las limitaciones de Perseo. Estas pruebas, bien concebidas, actúan como metáforas para el desarrollo del personaje, obligándolo a confrontar sus propios demonios internos. La película también ofrece un matiz interesante al explorar las motivaciones de Medusa, presentándola no solo como una bestia monstruosa, sino como una víctima de la ira de los dioses. Aunque el ritmo puede resultar pausado para algunos espectadores acostumbrados a la acción rápida, la película recompensa la paciencia con su profundidad emocional y su sutil exploración de la mitología.

Nota:** 7.5/10