Gamle mænd i nye biler (2002)

“Gamle mænd i nye biler” (Gamle mænd i nye biler) no es una película que se olvide fácilmente. Es la secuela de la excéntrica y sorprendente “In China They Eat Dogs”, y aunque se esfuerza por mantener el tono irreverente y las situaciones absurdas que hicieron famosa a la original, esta vez, aunque con momentos genuinamente divertidos, la película se siente un poco desordenada y, en última instancia, menos satisfactoria. La dirección de Morten Tyldum es competente, logrando mantener el ritmo con escenas de acción relativamente dinámicas y, a veces, visualmente impactantes, pero la frenética sucesión de eventos dificulta la creación de un verdadero sentido de urgencia o compromiso emocional.

El guion, una vez más bajo la pluma de las hermanas nejðfeldt (Thomas Vinterberg y Anders Thomas Jensen), intenta equilibrar el humor negro y la sátira social con una trama de suspense criminal. Sin embargo, se siente sobrecargado, con demasiados giros argumentales y personajes secundarios que, en última instancia, no están completamente desarrollados. Los diálogos, característicos del estilo de los hermanos nejðfeldt, son inteligentes y a menudo hilarantes, pero su abundancia a veces estorba la narrativa, generando momentos de diálogo excesivos que ralentizan la acción. Aunque el elemento de la búsqueda paterna y el deseo de reconciliación entre Munk y Ludvig es el núcleo de la historia, se pierde en la intrincada red de robos, secuestros y operativos antiterroristas.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Mads Mikkelsen como el misterioso y enigmático Munk ofrece una interpretación convincente, capturando la desesperación y la vulnerabilidad de un hombre que lucha contra la muerte mientras lidia con un pasado tormentoso. Stellan Skarsgård, como el hijo adoptivo Harald, también se destaca, aportando una dosis de cinismo y sarcasmo al dúo. El sorprendente giro que introduce Mille (Sofia Helin) es una de las pocas partes que realmente resonaron con el espectador, aportando un elemento de frescura y una dinámica interesante a la trama. Sin embargo, la química entre los tres protagonistas, aunque presente, no alcanza el nivel que podría haber elevado significativamente la película.

A pesar de sus fallos, “Gamle mænd i nye biler” tiene su valor. La película no se toma a sí misma demasiado en serio, y en ciertos momentos, el humor se siente genuino y refrescante. La idea de un anciano y un joven atracando bancos, impulsados por una necesidad desesperada, es inherentemente cómica, y la película explota este potencial de forma eficaz. No obstante, es una secuela que no alcanza la brillantez de la primera parte, quedando como un entretenimiento divertido, pero sin llegar a ser una obra maestra del cine.

Nota: 6/10