“Garfield 2” no es una película que busque redefinir el género de la comedia animada familiar. Más bien, se presenta como una valiente, si a veces torpe, continuación de la saga, y, sorprendentemente, consigue mantener la esencia del personaje que lo hizo tan popular: Garfield, el gato más perezoso y gordinflón del mundo. El filme, ambientado en la vibrante y bulliciosa Londres, ofrece un cambio de escenario interesante y, aunque a veces se siente desaprovechado, logra un ritmo constante que, en su mayoría, mantiene al espectador entretenido.
La premisa –la intención de Garfield de sabotear la propuesta de matrimonio de Jon Arbuckle a Liz Wilson– es un cliché, sin duda, pero el guion, escrito por el equipo habitual, se beneficia de la nueva localización. Londres se convierte en un lienzo perfecto para las travesuras de Garfield y Odie, con secuencias de persecución a través de museos y parques que, aunque exageradas, resultan visualmente dinámicas y divertidas. Sin embargo, a veces la comedia se siente un tanto forzada, recurriendo a gags visuales que, aunque pueden resultar cómicos para los niños, a menudo carecen de la sutileza necesaria para resonar con un público más amplio. La trama principal, centrada en la intervención de un agente del MI6 que intenta frustrar los planes de Garfield, se siente un poco apresurada y no se desarrolla plenamente, dejando al final la sensación de que se podría haber aprovechado mejor.
La animación es, en general, impecable. Se ha logrado un nivel de detalle notable, especialmente en las expresiones faciales de Garfield, que son, como siempre, la joya de la corona. Su capacidad para transmitir sarcasmo y desdén con solo una mirada es asombrosa. Las voces del elenco de doblaje, lideradas por Bill Murray como Garfield, son convincentes y complementan a la perfección el personaje. Mark Whalberg como Jon Arbuckle ofrece su característico toque de torpeza y preocupación paternal, mientras que Chris Elliott, en el papel del agente del MI6, aporta un humor peculiar y ligeramente absurdo. Odie, como es habitual, cumple su función de compañero incondicional y alivio cómico, aunque su rol se limita a ser un accesorio de las travesuras de Garfield.
A pesar de sus defectos, “Garfield 2” es una película entretenida que, en última instancia, cumple su función principal: proporcionar un buen rato a la familia. No es una obra maestra, ni mucho menos, pero sí una película que sabe aprovechar la popularidad del personaje y ofrece momentos de humor y diversión genuina. La película se beneficia de la exótica ambientación londinense, mostrando la ciudad de una manera fresca y creativa. La película es una secuela digna del primer Garfield, que sabe captar la esencia del personaje, su cinismo y su amor por la comida. En definitiva, es un buen ejemplo de comedia animada familiar que, aunque no impactante, vale la pena ver con niños y adultos.
Nota: 6.5/10