George Strait: The Cowboy Rides Away (2014)

“George Strait: The Cowboy Rides Away” no es simplemente un concierto grabado; es una carta de amor profundamente sentida a una carrera que ha definido el sonido del country. La película, que captura una actuación de despedida desde el icónico Texas Stadium, posee una atmósfera palpable de reverencia y nostalgia. Desde el momento en que el público, un mar de camisetas azules y estrellas blancas, empieza a corear “The Cowboy Rides Away”, se entiende que estamos ante algo especial, más allá de un mero espectáculo musical.

La dirección de Bob Yarak se encarga de plasmar con maestría la energía del estadio y la conexión especial que George Strait mantiene con sus seguidores. No se trata de un documental puramente estilístico, aunque la cámara work es impecable, capturando cada detalle del escenario, las luces y la multitud. Lo que realmente se destaca es la forma en que la película acentúa el vínculo entre el artista y sus fans, traduciéndose en un ambiente de celebración genuina. Se siente que no estamos viendo un concierto, sino una despedida atenta a la conexión humana y a la tradición.

La actuación de George Strait, obviamente, es el núcleo de la película. Y aunque se trata de una grabación en directo, la calidad de la producción técnica le da una claridad sorprendente. Strait, a sus 69 años, se mueve con una agilidad y una presencia escénica que contrarrestan su edad. Su voz, aunque quizás no tenga la vitalidad juvenil de antaño, sigue siendo inconfundible, llena de matices y expresividad. Las interpretaciones de sus clásicos, como “Fool Hearted Memory” o “Check Yes Or No”, son magistrales, con un cariño y una emoción que transcienden la simple reproducción de la música. Los duetos, aunque quizá no siempre son los momentos más brillantes, sirven como una oportunidad para celebrar la influencia de Strait en otros artistas y para disfrutar de la química entre él y sus compañeros de escenario.

El guion, en esencia, se limita a la puesta en escena y a las interpretaciones musicales. No hay profundidades narrativas ni flashbacks personales. Este enfoque, sin embargo, resulta adecuado para el propósito de la película: celebrar el legado musical de George Strait. La película no intenta reinventar el género, sino que se centra en la pureza de la música y la experiencia del espectador. El documental se beneficia enormemente de las imágenes de archivo y de la banda sonora, que nos transportan a través de décadas de éxitos, demostrando la longevidad y el impacto perdurable de Strait. Es un tributo a un artista que ha sido, y sigue siendo, un referente indiscutible del country.

En definitiva, “George Strait: The Cowboy Rides Away” es una experiencia cinematográfica conmovedora y gratificante para los fans de George Strait y para aquellos que aprecian el puro sonido del country. No es una película que redefine el género, pero sí que nos recuerda el valor de la tradición, la pasión por la música y la conexión entre un artista y sus seguidores.

Nota: 8.5/10