“Getting Grace” es una película que, más allá de su premisa aparentemente extraña, se erige como una meditación sorprendentemente profunda sobre el significado de la vida, la pérdida y el valor de la conexión humana. Dirigida con sensibilidad por Lasse Hallström, la cinta se enfoca en la relación inusual entre Grace (Hailee Steinfeld), una adolescente terminal de cáncer, y Bill Jankowski (Kevin Kline), un director funerario desmotivado que lleva años sin reírse. La película evita caer en la mera melodramatización y, en cambio, construye una narrativa orgánica y, a su vez, conmovedora.
La dirección de Hallström es magistral. Logra equilibrar el tono melancólico de la historia con momentos de humor sutil y genuino. La fotografía es particularmente hermosa, utilizando la luz y el color para resaltar tanto la fragilidad de Grace como la atmósfera solitaria de la funeraria. Pero el verdadero corazón de la película reside en el desarrollo de la relación entre Grace y Bill. El contraste entre el espíritu inquebrantable de la joven y la apatía acumulada de Bill es palpable, y el proceso de transformación de ambos es logrado con una naturalidad admirable. Kline, después de años en el cine de comedia, ofrece una actuación particularmente destacada, demostrando una gran profundidad y un control emocional exquisito. Hailee Steinfeld, por su parte, transmite una vulnerabilidad y una fuerza interior que son absolutamente convincentes.
El guion, coescrito por Hallström y el fallecido Carl Phillips, no se limita a la premisa inicial. Explora la naturaleza del duelo, el miedo a lo desconocido y la necesidad de encontrar un propósito, incluso en las circunstancias más difíciles. La película también aborda sutilmente la rigidez de la industria funeraria y la falta de conexión emocional que a menudo la acompaña. El diálogo es inteligente y, en ocasiones, inesperadamente mordaz. Si bien la premisa inicial puede parecer un tanto rebuscada, la película se centra en el impacto emocional de la relación entre los personajes, demostrando que la verdadera magia reside en las interacciones humanas.
“Getting Grace” no pretende ofrecer respuestas fáciles o soluciones mágicas. En lugar de eso, presenta una visión optimista y esperanzadora de la vida, invitando al espectador a apreciar cada momento y a buscar la belleza incluso en el dolor. La película es un recordatorio de que la vida es un regalo precioso, y que la manera en que la vivimos – con valentía, compasión y alegría – es lo que realmente importa. Es una obra que perdura en la memoria mucho después de que los créditos finales hayan rodado.
Nota:** 8/10